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Berlusconi obtiene el apoyo de la Cámara baja al Gobierno

'Il Cavaliere' supera las reticencias de sus aliados democristianos

El segundo Gobierno de Silvio Berlusconi en la presente legislatura obtuvo ayer el apoyo mayoritario de la Cámara de Diputados italiana. Todos los partidos de la Casa de las Libertades le otorgaron su voto. Los democristianos, que provocaron la crisis al abandonar el anterior Ejecutivo, expresaron por boca de su líder, Marco Follini, algunas reservas tanto al programa como a la persona.

Tras recibir 334 votos favorables frente a 240 en contra, más dos abstenciones, Il Cavaliere culpó a la oposición de dañar al país con su pesimismo.

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La exuberancia verbal del primer ministro Berlusconi dominó la jornada parlamentaria de ayer. Por la mañana declaró a los periodistas que no piensa presentarse a las elecciones de 2006 (previstas para mayo), si para entonces no es ya una realidad el partido único en el que debe fundirse la Casa de las Libertades. "No estoy dispuesto a volverme a presentar ante los electores en las actuales condiciones; no veo por qué deberían confiar en un equipo que ha demostrado no saber estar unido", comentó horas antes de obtener el apoyo de todos sus socios.

De sus palabras podría desprenderse un deseo de cambiar el puesto de jefe del Ejecutivo por el de presidente de la República, ya que en mayo de 2006 finaliza el septenio de Carlo Azeglio Ciampi. O simplemente, de empujar a sus aliados a construir esa federación o partido unido que en estos momentos parece pura ciencia ficción.

Por la tarde intervino para responder a las críticas de la oposición a su nuevo (y viejo) programa de Gobierno, pero su discurso, casi totalmente improvisado, terminó siendo una especie de mitin electoral de barriada. Ameno y hasta divertido, pero chocante en el marco de un Parlamento occidental.

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Defensa ante las críticas

Il Cavaliere empezó respondiendo a las críticas sobre la gestión económica de su Gobierno. Para empezar, dijo, la relación de la deuda pública con el PIB ha crecido más en Francia, Alemania y España, en los últimos 15 años, que en Italia. Y si la economía va lenta, añadió, bien poco puede hacer el Ejecutivo, porque, "el contexto internacional, y especialmente el europeo, es determinante para nosotros".

Irritado por los silbidos y murmullos, el presidente de la Cámara, Pierferdinando Casini, pidió silencio. "Por mí no se preocupe, estoy acostumbrado al clima de los estadios", comentó Berlusconi, que, acto seguido, se encaró con la oposición y con la prensa. "No veo en los medios de comunicación de otros países el mismo pesimismo, el mismo derrotismo que existe en los medios italianos". Por no hablar de la manía desastrosa de los políticos de izquierdas de decir en la televisión que todo va mal. "Las profecías negativas acaban por realizarse. No se anima a las empresas a invertir, ni se obtienen buenos resultados con ese pesimismo", dijo.

El ministro de Exteriores, Gianfranco Fini (izquierda), bromea con Berlusconi en la sesión parlamentaria de ayer.
El ministro de Exteriores, Gianfranco Fini (izquierda), bromea con Berlusconi en la sesión parlamentaria de ayer.AP

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