En busca de la reforma agraria
Los movimientos de campesinos sin tierra se extienden poco a poco por Suramérica
Los movimientos de trabajadores rurales sin tierra se extienden poco a poco por Suramérica y están logrando que algunos gobiernos adopten la reforma agraria como política, aunque no siempre con el mismo estilo. En Venezuela, el Gobierno de Hugo Chávez ha emprendido este año expropaciones y ha despertado una nueva polémica con los empresarios de ese país, incluida una compañía británica. En Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha profundizado la reforma iniciada por su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, pero el Movimiento de los Sin Tierra (MST) la considera insuficiente y lenta. En Paraguay y Bolivia las reclamaciones de los campesinos crecen, pero la semilla del problema también se encuentra en otros países de la región.
Las ocupaciones de tierra en Brasil han subido un 47% con el Gobierno de Lula da Silva respecto al de Fernando Henrique Cardoso
El presidente Chávez ha decidido emprender "una guerra al régimen feudal del latifundio", basado en la Ley de Reforma Agraria de 2001
No es casualidad. Latinoamérica y el Caribe no sólo es el área con peor distribución de la riqueza. También lo es respecto de la tierra. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre Inequidad, desarrollo humano y política social aplica el coeficiente Gini de destribución sobre la propiedad de la tierra por región y década y Latinoamérica aparece "con un nivel de concentración especialmente elevado". El índice en este caso alcanzaba en la década pasada los 87,1 puntos (cuanto más cerca de 0, mayor igualdad; cuanto más próximo a 100, menor), frente a los 68,6 de Medio Oriente y África del Norte, 56,4 de las economías industrializadas, 51,8 de Asia del Sur, 46,9 del Sureste asiático y el Pacífico y 43,7 de África subsahariana.
La desigualdad de la tierra en Latinoamérica es mayor que en las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta, cuando el coeficiente apenas superaba los 80 puntos. La inequidad de la propiedad supera a la del ingreso, dado que en ese caso el índice ascendía en los noventa a 49 puntos, por encima de los 32,8 de los países industrializados. "La distribución del ingreso no es por sí sola representativa de la distribución de la riqueza total", advierte el trabajo del BID.
Pobreza rural
Además, la pobreza resulta mayor en las zonas rurales que en la ciudad. En 1999, el 29,8% de la población urbana de la región era pobre, y el 9,1%, indigente. En cambio, más de la mitad (54,3%) de los habitantes del campo carecía de las necesidades básicas satisfechas, mientras que el 30,7% ni siquiera tenía para comer, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En Venezuela, Chávez, después de vencer en el referéndum revocatorio del año pasado, decidió emprender en enero "una guerra al régimen feudal del latifundio", basado en la Ley de Reforma Agraria de 2001, que permite la expropiación de tierras ocupadas o improductivas. El Ministerio de Agricultura ha calculado que en esa situación se encuentran 20 millones de hectáreas, pero Chávez ha prometido que este año distribuirán entre los pobres tres millones, el 3,4% del territorio del país. En marzo, el director del Instituto Nacional de la Tierra, Eliezer Otaiza, anunció que policías y militares tomarían cuatro fincas de 110.000 hectáreas presuntamente públicas porque sus ocupantes no han podido acreditar los derechos de propiedad. No obstante, les dieron 60 días más para que los comprueben. Entre las cuatro fincas afectadas se encuentran 5.000 hectáreas de la empresa ganadera británica Vestey, que ha invocado un tratado bilateral de protección de inversiones para evitar el desalojo. El Gobierno bolivariano le ha respondido que la medida respeta ese acuerdo.
En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula siempre ha sido un aliado del MST, el movimiento campesino más grande de Suramérica. Desde que Lula llegó al poder, en 2003, el líder del MST, João Pedro Stédile, ha presionado por la aceleración de la reforma agraria porque temía el giro del ex sindicalista metalúrgico hacia la ortodoxia económica. El Gobierno brasileño permitió que el año pasado se asentaran 81.000 familias en tierras ociosas, pero había prometido que iban a llegar a 115.000. De ahí que, a lo largo de 2004, el MST anunciara en diversas oportunidades el reforzamiento de su plan de invasiones de tierras. Las ocupaciones subieron en el Gobierno de Lula un 47% respecto del de Cardoso, ya hay alrededor de 320 fincas en poder del MST y Stédile ha prometido una movilización masiva.
Pese a que la oposición de derecha pide la cárcel para los ocupantes, Lula continúa con la reforma agraria, a su ritmo. El paso se aceleró en febrero pasado, cuando hacendados madereros que talan en forma ilegal la selva amazónica del Estado norteño de Pará enviaron sicarios para asesinar a la monja estadounidense Dorothy Stang, defensora del derecho a la tierra de los campesinos. La Iglesia católica, que defiende la reforma agraria en algunos países, ha denunciado que 521 personas murieron en ese Estado entre 1985 y 2003 por la disputa de tierras. El Gobierno brasileño respondió al asesinato de Stang: destinó 2.000 militares a la región para que recuperen 54.000 hectáreas y las destinen a los sin tierra.
En Paraguay, el mes pasado se celebró la multitudinaria movilización anual de la Federación Nacional Campesina (FNC). "El pueblo está desesperado por la mala situación económica", advirtió el líder de la FNC, Odilón Espínola, que logró reunirse con el presidente Nicanor Duarte para pedirle una reforma agraria integral y una reactivación productiva. En los últimos meses, la FNC ha imitado la estrategia del MST y ha comenzado a ocupar tierras, además de quemar siembras y cortar caminos. Ante más de 70 fincas invadidas, el Gobierno de Duarte, del tradicional Partido Colorado, envió a militares para proteger los cultivos.
Movilizaciones y ocupaciones
En Bolivia, las protestas de indígenas y campesinos que agobian al Gobierno de Carlos Mesa incluyen, entre otros motivos, la desigual distribución de la tierra. Es una de las banderas del principal dirigente opositor, el cocalero Evo Morales, del Movimiento al Socialismo. También aquí ha habido ocupaciones de tierras en las llanuras de Santa Cruz de la Sierra, que reclama su autonomía respecto de la Bolivia más pobre del altiplano.
Los movimientos indígenas suelen estar ligados a la reclamación de la tierra. En Ecuador, protagonizaron fuertes levantamientos populares hace unos años y apuntalaron a Lucio Gutiérrez hacia la presidencia, pero esa alianza se quebró y ha terminado con la destitución del presidente. En Perú, donde Juan Velasco Alvarado emprendió una reforma agraria en 1969, en enero se produjo una frustrada revuelta militar que invocaba raíces indigenistas.
El economista jefe del Banco Mundial para Latinoamérica, Guillermo Perry, autor de un estudio sobre la importancia del campo para el desarrollo de la región, admite que la reforma agraria constituye una opción. Sólo advierte de que, para que consiga el éxito, no debe reducirse al acceso sólo a la tierra, sino también al crédito, la tecnología, la infraestructura, la educación, la sanidad y los mercados.
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