España oscila entre la "grandísima alegría" del Opus y la decepción de católicos de base
Teólogos progresistas piden que el nuevo Papa ponga en práctica lo que pensaba hace 35 años
La jerarquía católica reaccionó ayer con preocupación por la imagen de "autoritario" que importantes medios de comunicación han difundido de Benedicto XVI. "Es muy buena gente", su imagen de ortodoxia rígida desaparecerá "en muy poco tiempo", dijo el cardenal de Sevilla. El Opus expresó su "grandísima alegría" por la elección. En cambio, teólogos progresistas y el catolicismo de base expresaron su decepción, no exenta de una cierta "esperanza". Juan José Tamayo, reprobado por Ratzinger hace dos años, espera que el Papa le levante el castigo, y Benjamín Forcano, con citas textuales por delante, reclamó que lleve a cabo las reformas que aconsejó en sus libros cuando sólo era un brillantísimo teólogo alemán.
Los católicos de base, que la semana pasada publicaron un manifiesto crítico sobre el pontificado de Juan Pablo II, están decepcionados, pero no descartan "un pequeño milagro". Se unen así a la tesis del teólogo Hans Küng, compañero del nuevo Papa en la Universidad alemana de Tubinga y en el Concilio Vaticano II, adonde los dos acudieron como expertos invitados por Juan XXIII. En concreto, Benjamín Forcano, uno de los redactores del manifiesto firmado por 15 grupos de base con el título Recuperemos la credibilidad de la Iglesia [ver EL PAÍS, 15-4-2005], esgrimió ayer numerosos textos publicados por el teólogo Joseph Ratzinger en los años sesenta y setenta del siglo pasado para ilustrar que sí hay un resquicio para esa esperanza si, como parece lógico, Benedicto XVI lleva a cabo las propuestas que defendió cuando era un exitoso teólogo universitario.
Por su parte, Juan José Tamayo, condenado por el Vaticano hace dos años tras una larga investigación sobre sus libros, llevada a cabo por la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el nuevo Papa, se mostró confiado en que Benedicto XVI le levante el castigo. "Este nombramiento es seguir en el conflicto porque fui censurado por Joseph Ratzinger. Pero, ahora que es Papa, confío en que me levante las sanciones en cuanto asuma el poder. Si no lo hace, pues seguiremos en el debate teológico. Ni espero novedades ni creo que vaya a haber sorpresas en la nueva etapa", declaró a Efe en Ciudad de México, donde participa, junto a un grupo de teólogos, filósofos y escritores, en un debate sobre el futuro de la religión en un mundo globalizado.
"Las nostalgias"
Desde Roma, donde ha participado en el cónclave, el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, reconoció que en muchos ambientes se tiene una imagen poco amable del ya ex cardenal Ratzinger. "Es muy buena gente, una expresión que en Andalucía comprenden perfectamente. Ya verán cómo en muy poco tiempo esa imagen va a desaparecer", replicó Amigo, antes de pronosticar que el Papa mirará hacia adelante. "Las nostalgias, tanto las de derechas como las de izquierdas, o las mediopensionistas, son para las tardes de invierno y para el álbum familiar", bromeó.
También expresaron su decepción por la imagen de conservador que se está dando del nuevo Papa el cardenal Ricard Maria Carles, emérito de Barcelona, y los arzobispos de Toledo, Antonio Cañizares, y de Pamplona, Fernando Sebastián. Carles pronosticó que "a medida que la gente conozca al Papa, se borrará la imagen caricaturesca que han querido hacer de él".
Otros importantes dirigentes religiosos españoles se limitaron a resaltar las virtudes del nuevo pontífice. "Es un momento de grandísima alegría", declaró el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría. También mostró su alegría Julián Carrón, líder del movimiento Comunión y Liberación tras el reciente fallecimiento de su fundador, Luigi Giussani. El rector mayor de la Congregación Salesiana y noveno sucesor de san Juan Bosco, Pascual Chávez, renovó su fidelidad al Papa y le mostró "el respeto filial heredado de Don Bosco".
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