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EL HOSPITAL DE LEGANÉS

El hospital rechazó que todas las sedaciones fuesen firmadas por los familiares

Montes propuso un modelo de consentimiento

Luis Montes, ex jefe de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, propuso que todas las sedaciones realizadas a pacientes terminales en el centro contaran con el consentimiento informado por escrito de los familiares. La comisión de médicos encargada de elaborar el protocolo de sedación concluyó en diciembre de 2003 que no era necesario. En la comisión estaba Javier Solís, recién nombrado director médico. El consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, ha insistido en la falta de consentimiento en algunas sedaciones.

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El 10 de diciembre de 2003 se reunió la Comisión para la elaboración de un protocolo de sedación terminal. La comisión estaba formada por seis médicos, entre ellos el entonces director médico, Juan Carlos Matto, y Javier Solís, nombrado ahora director médico por la Consejería tras una denuncia anónima sobre sedaciones irregulares. También estaba el propio Montes.

La comisión se formó tras la inspección de la Consejería de Sanidad sobre las sedaciones en urgencias en 2003. La inspección llegó por una denuncia anónima similar a la actual. Los inspectores concluyeron que no había mala praxis en las sedaciones, pero recomendaron que el hospital redactase un protocolo "a la vista de los diversos criterios que tienen los facultativos en relación con este controvertido tema".

En la reunión, Montes y el médico de la UCI José Manuel Rodríguez Roldán presentaron "sendos documentos de consentimiento informado", según el acta de la reunión. La comisión debatió "la necesidad o no de la existencia de un documento informado" y "tras escuchar las opiniones de todos los miembros se decide que no es necesaria su existencia".

El comité consideró que bastaba con "constatar la indicación de la sedación en la historia clínica, expresándose en la misma la motivación de cada medida adoptada y la información dada al paciente y/o a sus familiares durante la sedación terminal". Finalmente, el protocolo acepta la sedación terminal con "consentimiento explícito, implícito o delegado". El protocolo tiene también una hoja de registro sobre la sedación que exigía la firma de dos médicos que tenían que explicar por qué indicaban la sedación. Nunca fue rellenada, según la Consejería.

Tras el dictamen de la comisión, el servicio de Urgencias elaboró al margen de la dirección una hoja de consentimiento informado para los familiares, como había recomendado el Comité de Ética de Getafe. Los familiares aceptaban en ese documento la sedación para no "prolongar la situación de intenso sufrimiento" del paciente. En la hoja de consentimiento, los médicos explican a los familiares que en ese momento "el objetivo de la medicina es más el de asistir que el de curar". "La sedación garantizará el alivio de cualquier sintomatología que padezca el paciente, proporcionándole bienestar y restableciendo la dignidad que merece como individuo". El comité de Getafe (en Leganés no existe comité de ética) también analizó las sedaciones en 2003 sin hallar mala praxis, pero concluyó que "la información y el consentimiento del paciente y/o la familia es condición indispensable" antes de una sedación.

Por ley, no es necesario el consentimiento por escrito en las sedaciones: basta con informar a la familia y reflejarlo en la historia, pero, en este caso, si existía o no consentimiento de los familiares es uno de los puntos clave. Los médicos de urgencias guardaban estos consentimientos al margen de las historias clínicas al considerar "que no era obligatorio tenerlo", según fuentes médicas.

Los inspectores de la Consejería de Sanidad enviados tras la destitución de Montes, el 11 de marzo, concluyeron que, de las 151 sedaciones revisadas, 94 historiales constataban que se había pedido consentimiento a la familia, pero no así los otros 57. Ningún historial llevaba el formulario adosado. Pero los inspectores encontraron "70 documentos de consentimiento informado a la sedación de pacientes [...] que no se encontraban archivados en las historias clínicas", como marca la ley.

El consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, afirmó ante la Asamblea de Madrid que "en 57 casos [de sedaciones] no consta el consentimiento de los familiares ni anotación alguna en la historia clínica". No aclaró si algunos de los 70 documentos de consentimiento firmados a petición de los médicos de urgencias corresponden a las 57 historias clínicas sin anotaciones.

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