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Reportaje:Elecciones en el PaísVasco

Las sombras y las luces de Interior

Balza logra la ampliación de la Ertzaintza, pero fracasa en situarla en la UE

Cuando el equipo que dirige Javier Balza tomó de nuevo posesión de sus cargos en Interior, tras la contundente victoria del 13 de mayo de 2001, la sensación de muchos de ellos fue la de volver a deshacer las maletas después de haber tenido la percepción de que el nacionalismo se iba a la oposición. Algunos llegaron a organizar despedidas con los más allegados alrededor de una mesa y con buen vino de la Rioja alavesa.

La sensación hoy, después de cuatro intensos años, es que se ha agotado un ciclo en Interior. Y en las quinielas más optimistas del próximo organigrama del Gobierno de Ibarretxe, si la coalición nacionalista gana los comicios, se vislumbra un puesto de mayor responsabilidad para Balza, que se ha mojado en esta campaña como nunca. Pero también se barruntan otros posibles destinos para el director de Recursos Humanos, Juan María Barasorda, y el propio número dos, Mikel Legarda. Mientras algunos hablan ya Balza como el próximo vicelehendakari político, fuentes peneuvistas están persuadidas de que Ibarretxe va a realizar los mínimos cambios posibles, sobre todo en carteras tan importantes como Interior y máxime cuando está contento con la "buena gestión" del departamento. ¿Pero ha sido esto así?

Balza: "No podemos estar al margen de la política de seguridad de la UE o seremos sólo una gran policía local"
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EL 6% DE INTERIOR

Las luces y la sombras se superponen en el cuadro dibujado durante los últimos cuatro años y, dependiendo con quien se hable, unos se apuntan más al tenebrismo de Caravaggio y otros, los menos, prefieren la luz profunda de Sorolla. Hay un dato incontestable: de la tibieza mostrada contra el mundo radical y ETA en lo que los socialistas denominaron el bienio negro -la legislatura que se inició en 1998, en pleno Pacto de Lizarra-, se ha pasado a la lucha sin cuartel contra el entramado etarra. "La lucha antiterrorista en una prioridad esencial del Gobierno", anunció Balza el 4 de octubre de 2001, en su primera comparecencia del mandato. Ha sido un periodo con incontestables éxitos en la desarticulación de grupos de kale borroka en el otoño-invierno de 2002, empleando además técnicas de ADN para presentar pruebas definitivas ante la Audiencia Nacional. Dos datos: tras esas operaciones -unidas a las de la Guardia Civil, pusieron a 11 grupos de kale borroka fuera de combate y a 37 personas en prisión-, en el primer semestre de 2003 se constató un descenso del 65% del terrorismo callejero. De 284 actos violentos se pasó a 98, según datos del Ministerio de Interior que incluían Navarra.

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Pero en la lucha contra ETA, las pinceladas predominantes son oscuras. En esta legislatura, la Ertzaintza sólo ha asestado dos grandes golpes, fruto de investigaciones propias, a la organización terrorista. La desarticulación del núcleo del complejo Donosti (el denominado comando Buruntza), el 22 de agosto de 2002, y la desarticulación del comando Vizcaya el 5 de septiembre en 2003. Mientras, entre 2001 y 2004, las Fuerzas de Seguridad del Estado han detenido a 193 presuntos terroristas. El pasado año, en el que no hubo, por primera vez desde la tregua, ninguna víctima mortal, Francia detuvo a 57 presuntos terroristas, según datos del Ministerio del Interior.

Balza y su equipo, que ha conseguido engrasar la coordinación policial al máximo con la Policía y la Guardia Civil (tanto con el PP, como ahora con el PSOE), presenta como éxito, fruto en parte del talante, la ampliación de la Ertzaintza en 500 agentes en dos tandas. Pero la otra cara de esa moneda es la decisión del ministerio -y en eso el PSOE coincide con la política de los sucesivos ministros del PP- de vetar la presencia de la Ertzaintza en Schengen y su participación en los grupos de investigación conjuntos con otros Estados europeos en la lucha contra cualquier tipo de delincuencia organizada. "No podemos estar al margen del diseño de la política de seguridad que tendremos que aplicar como espacio perteneciente a la UE; si no, nos quedaremos en una magnífica policía local" ha clamado el consejero Balza.

Otro dato: ocho comisarías concentran un tercio del millón de horas de absentismo. La desmotivación del colectivo, con unas tasas de absentismo históricas en el cuerpo -ocho de las 25 comisarías tienen un absentismo superior al 18,2%, encabezando la lista Balmaseda, con 22,7%-, unido a lo que parece un acuerdo ya imposible entre el departamento y las centrales sindicales mayoritarias, sitúa a la Ertzaintza en uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. La otra gran apuesta de Balza ha sido la inversión millonaria en seguridad, obligado entre otras cosas por los sindicatos y por la diana que ETA ha situado tras todos y cada uno de los 7.426 ertzainas.

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