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Chirac intenta frenar el avance en Francia del 'no' a la Constitución europea

El presidente admite que la consulta se ha convertido en un plebiscito sobre el Gobierno

El presidente francés, Jacques Chirac, se sometió ayer a las preguntas de 83 jóvenes de entre 18 y 30 años, reunidos en la sala de fiestas del palacio del Elíseo, y buscó toda clase de argumentos en favor del al proyecto de Constitución europea que se someterá a referéndum el 29 de mayo, frente al tozudo no que proclaman todas las encuestas desde hace ya más de un mes. De manera subyacente, e incluso de forma explícita, los jóvenes le dijeron a Chirac que el referéndum se había convertido en un plebiscito sobre su persona. Y éste lo reconoció. "Yo votaré sí", dijo al final.

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Chirac tuvo dos horas para convencer. Al principio evidenció graves problemas para adaptarse al formato de diálogo rápido y cayó en la retórica de las largas explicaciones. El presentador tuvo que cortarle un par de veces. Conforme avanzó el debate, sin embargo, los jóvenes y el presidente protagonizaron un diálogo fluido y rápido de un nivel aceptable, con algunas intervenciones muy brillantes y otras algo pedestres.

"¿Por qué los jóvenes y no los políticos que preconizan el no, o periodistas que conozcan el tema?", le preguntó el presentador. "No tengo nada contra los debates de iniciados, pero he observado que no son nada convincentes", respondió Chirac. "Cada uno se aferra a su idea sin que se produzca nunca un diálogo. Es legítimo, pero prefiero dirigirme a todos los franceses", añadió el presidente.

La primera en intervenir fue Alexanda, una marsellesa de 18 años. "¿Para qué esta constitución?", le preguntó. Francia, explicó Chirac, tiene que defender sus intereses, sus empleos y su fuerza en un mundo que cada vez tiene más grandes potencias como EE UU, China, India, Rusia o Brasil, y sólo dentro de una Europa fuerte y organizada puede jugar en este campo. "Hay dos soluciones", dijo, "la Europa anglosajona, ultraliberal y atlántica, y la humanista. Esta última debe tener una organización común y esta regla es la Constitución".

Pregunta clave

La pregunta clave no tardó en llegar: "No será la política del Gobierno la que está dando fuerza al no?" "¿Dejará usted la presidencia si gana el no"". "No", respondió. "No creo que se deba mezclar la política interior con la cuestión europea. Creo que una gran democracia debe utilizar el referéndum como un medio de expresión, pero lamentablemente en Francia no hay esta tradición y un referéndum se convierte siempre en un plebiscito".

Las acusaciones sobre el carácter neoliberal del texto constitucional centraron la primera parte del debate. El presidente insistió una y otra vez en que no es así y apuntó la paradoja de que los países europeos que tienen el modelo que definió como "anglosajón" acusan a la Europa "humanista" de haber conseguido sacar una Constitución excesivamente intervencionista.

Parece claro que la fuerza del no entre los franceses a la Constitución europea nace en buena parte del rechazo a la Unión Europea surgida de la ampliación a 25, una decisión que tomaron los políticos sin consultar a nadie y sobre la que ahora los franceses quieren pasar factura. El asunto fue puesto rápidamente sobre la mesa. Chirac tuvo que escuchar una y otra vez las quejas sobre las deslocalizaciones, el dumping laboral, la liberalización de los servicios, la competencia llegada del Este y, en general, todo aquello que pone o puede poner en peligro el modelo social francés.

"La apertura de las fronteras no es el problema de la Constitución, esto ha sido así desde que se creó la Europa comunitaria y seguirá así. No vamos a restablecer las fronteras, no vamos a seccionar los mercados. Los cambios son creadores de riquezas", respondió. "¿Hay países que tienen una fiscalidad muy débil sobre las empresas y que sin embargo se benefician de ayudas de la UE?", preguntó uno de los presentes. "Me acuerdo de cuando se negoció la entrada de España y Portugal", respondió Chirac. "Se decía lo mismo, y ¿cuál es el resultado?. Hoy en día los españoles tienen el mismo nivel de vida que los europeos y España se ha convertido en nuestro primer cliente comercial. El beneficio es mutuo; es verdad en el caso de España y en el de Irlanda y lo será para los países de la ampliación. El proceso lleva a que estos países aumenten su nivel de vida y que entonces, naturalmente, consuman e importen, y les digo que dentro de 10 años nuestras exportaciones a los países del Este se multiplicarán por cuatro". Ni el mantenimiento de los servicios públicos, ni el salario de los policías, ni la multitud de detalles sobre los que preguntaron los jóvenes, tienen nada que ver con la Constitución europea, repetía una y otra vez Chirac. El presidente aseguró que Francia se convertirá en la "oveja negra que lo ha bloqueado todo" si gana el no, y dijo que en este caso "no sería posible volver a negociar el Tratado Constitucional".

En términos generales, la entrada de Chirac en la campaña tendrá sin duda un efecto y probablemente frene la subida del no, pero lo importante es si consigue cambiar la tendencia, que no ha variado desde que, a la vuelta del verano, empezó a crecer el rechazo. A mediados de marzo se impuso el no por primera vez. Ahora ya son 14 los sondeos consecutivos que dan ganador al no en el referéndum vinculante que debe tener lugar del próximo 29 de mayo.

Oposición de los jóvenes

En el último, realizado por el instituto CSA los pasados días 12 y 13, el 55% de los franceses que piensan acudir a las urnas se declaran contrarios a la Carta Magna europea y el 48% anuncia que se abstendrá de votar. Pero donde la ola del no ha crecido de forma más espectacular es entre los jóvenes de menos de 24 años. Un 54% rechaza ahora la Carta Magna mientras que hace sólo un mes la aprobaba un 60%, de ahí la decisión de Chirac de rodearse de jóvenes y buscar este peculiar formato para hablar al país.

La campaña del no goza de su momento de gloria, pese a que deben compartir el mismo barco el Partido Comunista, los trotskistas y los republicanos, con la extrema derecha del Frente Nacional. El lo pide la totalidad de la coalición gobernante (UMP y el centroliberal UDF) y también la oposición socialista y verde.

El presidente francés, Jacques Chirac, durante el debate televisado anoche.
El presidente francés, Jacques Chirac, durante el debate televisado anoche.REUTERS

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