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Ibáñez homenajea al Quijote en 'Mortadelo de La Mancha'

A los fastos cervantinos no podían faltar los agentes más paladines de la TIA, Mortadelo y Filemón. El dibujante Francisco Ibáñez rinde un tronado homenaje al celebérrimo Don Quijote en Mortadelo de La Mancha (Ediciones B), un repaso comiquero a las aventuras del caballero sin seso. De nuevo, la culpa de todo la tiene uno de los absurdos inventos del doctor Bacterio: el "transmutador trifásico de erudición retóricointelectiva", capaz de transformar a una gallina en catedrática de ciencias políticas. Sometidos a la fuerza al esperpéntico experimento, los sufridos esbirros del Súper enloquecerán por exceso de voltios. Una vez convertidos en Mortadelo de La Mancha y Filemoncho, su fiel escudero al estilo de Sancho Panza, tomarán la calle para recomponer entuertos a lanzazos y pedradas. Aunque los tiempos han cambiado, no se salvarán de recibir un buen puñado de zurras en infortunios similares a los padecidos por el enamorado de Dulcinea del Toboso, papel que interpreta la iracunda secretaria Ofelia. Las bodas de Camacho, los prodigios de los pellejos de vino o las andanzas de los galeotes son algunos de los episodios del Quijote parodiados por Ibáñez.

"Estoy seguro que dentro de otros cuatrocientos años nadie celebrará la obra de Cervantes, sino las aventuras de Mortadelo de La Mancha", bromeó el autor en la presentación del álbum, ocasión que Ibáñez aprovechó para presumir de veteranía en el mundillo del tebeo: "Algún día descubrirán que los garabatos de las pirámides son míos".

Al igual que en otras ocasiones, las páginas de Mortadelo de La Mancha están llenas de guiños a la actualidad. El berrinche de Aznar tras perder las elecciones o la obsesión vaticana contra las parejas homosexuales -plasmada en una irreverente aparición del fallecido Wojtyla, partidario de quemar en la hoguera a los dos antihéroes al confundirlos con gays- protagonizan dos de las estampas más satíricas del cómic.

En el mismo acto se presentó El libro de Don Quijote para niños (Ediciones B), una selección de capítulos de la novela cervantina adaptados para el público infantil por el escritor Haroldo Maglia. "En esta versión quise mostrar a Don Quijote como el símbolo viviente de lo que es un buen lector, alguien que ha decidido defender una causa perdida con ayuda de la literatura".

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