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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

La financiación de las escuelas

Aunque el 90% de los ingresos de los grandes centros españoles es de las matriculas, crecen las donaciones de empresas

Amaya Iríbar

Las escuelas de negocios están en guerra por conseguir a los mejores alumnos. Se trata de una batalla mundial en la que los centros europeos parten con una desventaja frente a los gigantes estadounidenses: la financiación. Frente a la tradición de donaciones que se da en ese país, las tres escuelas españolas que compiten en la liga mundial se financian en más del 90% con las matrículas de sus alumnos. Las cosas, sin embargo, están empezando a cambiar.

Las donaciones tienen aún un peso muy pequeño. En el IE son el 8% de los ingresos; en Esade, alrededor del 5%, y en IESE, el 7%

Más de 200 personas se reunieron en lo alto de un rascacielos neoyorquino el 27 de enero y, entre canapé y canapé, se comprometieron a contribuir a la financiación de Tuck, una escuela de negocios con un siglo de vida, perdida entre los bosques de New Hampshire, a casi tres horas de Boston. Era el acto de lanzamiento de una ambiciosa campaña de captación de fondos cuyo objetivo es recaudar 110 millones de dólares (85,6 millones de euros) en los cinco años para financiar sus masters de administración de empresas (MBA), reforzar los programas de investigación y las becas, construir nuevos edificios y modernizar su tecnología.

Desde ese día, Tuck, una de las escuelas habituales en las clasificaciones de las mejores, ha recibido un millón de dólares (778.000 euros) del banco de inversión UBS, cuyo presidente fue un tuckie de la promoción de 1981, y pequeñas aportaciones de muchos antiguos alumnos, por poner un par de ejemplos. El objetivo es que el 20% de las donaciones vengan de los graduados, y el 80%, de empresas.

Campañas como ésta son habituales en Estados Unidos, donde todas las escuelas tienen profesionales dedicados a buscar aportaciones privadas. En muchos países de Europa, España incluido, una acción de este tipo sería impensable. Y no sólo por su magnitud (la de Tuck supone una quinta parte del negocio que genera el mercado español de escuelas de negocios).

Falta de tradición

Aunque con modelos de financiación muy diferentes entre los distintos países, en la mayoría de las escuelas europeas el peso de las donaciones privadas es muy pequeño. No hay tradición, aún es muy incipiente el sentimiento de orgullo por haber pasado por una escuela y el marco fiscal no es tan favorable como al otro lado del Atlántico, coinciden las fuentes consultadas. Es otra forma de entender la educación de posgrado, en ocasiones, como en Suecia, incluso financiadas con dinero público.

En el caso de las grandes escuelas de negocios españolas las subvenciones tienen un peso residual y se utilizan sobre todo para financiar proyectos de investigación concretos. La principal vía de financiación son las matrículas de los programas. En el caso de las tres habituales en las listas internacionales -IE, IESE y Esade-, más del 90% de los ingresos vienen de lo que pagan los alumnos o las empresas que los envían a sus MBA, programas específicos o por la formación a medida que dan a distintas compañías.

Las donaciones tienen aún un peso muy pequeño. En el caso del IE supusieron el 8% de unos ingresos de 51 millones de euros el último curso. Para Esade, el 5% de 45 millones de euros. Y en el IESE, el 7% vinieron sólo de aportaciones puras de antiguos alumnos y empresas patronos en un presupuesto de 51 millones. A todas estas donaciones, que suponen 3,5 millones anuales en el caso del IESE, habría que sumar los acuerdos para financiar proyectos de investigación, la mayoría de ellos con ayudas privadas y que en esta escuela ascienden a 3,2 millones.

Esto no significa que los centros españoles vivan de espaldas al mundo empresarial. Algunos datos llevan a pensar que éstos van incluso, despacio y salvando las distancias, hacia el modelo americano. La implicación de los antiguos alumnos, por ejemplo, es mayor y cada vez son más los que pagan las cuotas anuales correspondientes. Además, el peso de las donaciones crece en los últimos años, según Ramón García, administrador general de Esade. En su competidor IE esos ingresos han pasado del 5% al 8% en sólo un curso.

Otra forma de darse cuenta de que las matrículas no son el principio y el fin del negocio de las escuelas es darse una vuelta por el nuevo edificio del IESE en Madrid. Allí las aulas tienen nombre y apellido. Está el aula Rafael del Pino (por el presidente de Ferrovial), BBVA, la sala de trabajo PricewaterhouseCoopers o Royal Bank of Scotland, así hasta 20 habitaciones en honor de las empresas que han hecho aportaciones al proyecto. El equipamiento de todas las nuevas salas madrileñas, por ejemplo, corrió a cargo de Sony.

El modelo del IESE es muy gráfico. Aunque Juan Antonio Galán, director asociado de la escuela en Madrid, es el más escéptico en relación al aumento de las donaciones, cifra en más de 70 las empresas que aportan fondos al IESE cada año (entre 25.000 y 50.000 euros). Y cuando ponen en marcha un proyecto extraordinario, como la reciente reforma de la sede de Madrid, lo hacen con una campaña específica para levantar los fondos necesarios "antes de poner la primera piedra". El IESE tardó cuatro años en reunir buena parte de los 11 millones de euros que ha costado esa reforma (la escuela suele aportar entre un 20% y un 25% del presupuesto).

Hay más formas de colaboración. Por ejemplo, a través de los centros de investigación, una decena larga por escuela, y de la financiación de proyectos de investigación. Muchos de los primeros son el resultado de acuerdos con empresas, que implican la financiación de investigaciones y los gastos asociados a ella (ordenadores, viajes, etcétera). Como el centro PwC sobre el sector público del IE, el Instituto de Estudios Laborales de Esade con Manpower o las cátedras Alcatel de Dirección de la Tecnología o SEAT de Relaciones Laborales del IESE. Sólo el IE tiene 13 cátedras, todas financiadas con aportaciones privadas. "Buscamos siempre nuevas fórmulas para financiarnos", resume Gonzalo Garland, director de Relaciones Externas del IE, un centro que lanza programas nuevos cada año y que más claro tiene que es necesario un modelo donde descienda el peso de las matrículas. Para Ramón García, el problema está en fidelizar a los donantes porque "es difícil que se comprometan durante varios años". El modelo actual causa un problema mayor. En un mundo donde los directivos ven los MBA como una inversión y están dispuestos a cruzar el mundo para mejorar, las escuelas europeas compiten en desigualdad con los monstruos americanos.

Se buscan especialistas en captar fondos

En el mundo anglosajón los especialistas en recaudar dinero para una causa concreta reciben el nombre de fundraiser (algo así como recaudadores de fondos). Es una profesión que cuenta con su formación específica y en la que lo más importante es la capacidad de crear una red de contactos importante.

En España esta figura se asocia sobre todo a las organizaciones no gubernamentales y a sus campañas de emergencia -por ejemplo la reciente para sensibilizar a los españoles por el desastre del tsunami en Asia- y a las fundaciones sin ánimo de lucro, pero se están empezando a hacer un hueco también en las escuelas de negocios.

En Esade hay 10 personas que se encargan de buscar dinero para la escuela y que dependen del Departamento de Comunicación y Marketing, explica su administrador general, Ramón García.

La institución, con sede en Barcelona y Madrid, tiene previsto además contratar este mismo curso a un profesional de la captación de fondos para coordinar todos los proyectos.

En el Instituto de Empresa (IE) hay dos personas que trabajan en el departamento de socios corporativos, que es el encargado de canalizar las donaciones, explica su director de Relaciones Externas, Gonzalo Garland, quien subraya que hay otras personas que trabajan en este esfuerzo, empezando por el decano, aunque no se dediquen por completo al mismo. "No son departamentos estancos, pero están todos coordinados", asegura.

El IE además cuenta con una fundación en Estados Unidos para promocionar sus programas que también trabaja en esta línea. El encuentro de la Alianza Sumaq, formada por la escuela española y siete centros latinoamericanos, y que el año pasado se celebró en Atlanta, contó con la colaboración de muchas compañías.

En IESE, donde "hay una gran tradición de aportaciones privadas", según su director adjunto en Madrid, Juan Antonio Galán, es el Departamento de Desarrollo Corporativo quien hace las funciones de fundraising. En él trabajan dos personas, una en Madrid y otra en Barcelona.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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