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Reportaje:ELECCIONES AUTONÓMICAS

La salud de Osakidetza se resiente

La sanidad vasca se enfrenta al dilema de cómo seguir ofreciendo calidad y atender una demanda que crece imparable

Año tras año y encuesta tras encuesta, la sanidad pública sigue siendo la niña mimada de los vascos. La mayoría sigue opinando que funciona bien y que ofrece un servicio de calidad. Sin embargo, cuando se pregunta dentro del sistema, a sus profesionales, las cosas cambian. La presión asistencial es cada vez mayor, hay más operaciones e ingresos hospitalarios, pero la plantilla apenas crece, lo que ha generado un enorme malestar entre un amplio colectivo. Y la muestra es el paro general convocado por ELA (sindicato mayoritario), SATSE (enfermería) y Sindicato Médico para el próximo 8 de abril en el conjunto de la sanidad pública en demanda de mejores condiciones de trabajo y organización. La salud de Osakidetza comienza a resentirse.

En febrero se iniciaron paros parciales que culminarán el 8 de abril en una huelga general sin precedentes
Hay más ingresos pero la plantilla apenas crece, lo que ha ocasionado enorme malestar entre los profesionales médicos

Durante la legislatura que ha terminado, el Servicio Vasco de Salud se ha enfrentado al dilema de cómo seguir ofreciendo sus tradicionales prestaciones de calidad, reconocidas y muy apreciadas por los ciudadanos, y atender a la vez una imparable demanda, que crece cada año del orden de un 10% en intervenciones quirúrgicas y de cerca de un 6% en los ingresos hospitalarios. El debate y el reto han quedado expuestos con toda su crudeza en el último año y ahora queda encima de la mesa del nuevo equipo que salga tras las elecciones del 17 de abril. Los profesionales sanitarios aseguran que han sido ellos y su esfuerzo personal los que han soportado hasta ahora el desfase. La Federación de Facultativos de Hospitales vascos ha llegado a tachar de "esclavista" a la cúpula directiva del Servicio Vasco de Salud y advertir de que la situación en los complejos hospitalarios es "explosiva", sin camas libres, aumentando la lista de espera y con la saturación de las urgencias.

Especialmente llamativa resulta la protesta de los médicos, un colectivo que no se ha caracterizado hasta ahora por su conflictividad. El cobro de las guardias, una cuestión judicializada al máximo tanto por los facultativos como por la Administración, ha envenenado las relaciones entre las dos partes.

La ausencia de una carrera profesional (parece que se pondrá en marcha en los próximos meses tras una espera que ha durado años) y la permanente sensación de ser ninguneados por la Administración ha colmado su paciencia. "No vamos a seguir tapando las deficiencias del sistema", advierte la Federación de Facultativos.

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La falta de visión de los responsables políticos, la ausencia de inversiones, la política de ahorro y el sobreesfuerzo que tienen que desarrollar los profesionales para cubrir con calidad la demanda ciudadana son las principales críticas de las centrales ELA, SATSE y Sindicato Médico, una plataforma impensable hasta hace unos pocos meses y que ahora va de la mano en su enfrentamiento con Osakidetza. El pasado 17 de febrero iniciaron una serie de paros parciales y de forma escalonada que culminarán el 8 de abril en una huelga general sin precedentes en la sanidad vasca.

Frente a los reproches de haber vivido de las rentas, el consejero de Sanidad, Gabriel Inclán, replica con algunos logros: inversión de 240 millones de euros en los últimos cuatro años en la construcción y renovación de numerosos equipamientos, aprobación del Plan de Salud 2002-2010 y convocatoria de una oferta pública de empleo con más de 3.000 plazas para el segundo semestre de este año. "No hemos estado, ni mucho menos, parados", asegura el consejero.

Inclán ha apelado a la mejora de la eficiencia para sacar adelante el sistema sanitario estos años con presupuestos muy parejos, pero ahora esa fórmula parece gastada y se impone aportar más dinero para mantener la calidad del actual sistema. Precisamente, casi al final de la legislatura es cuando el Departamento de Sanidad ha conseguido que Hacienda le transfiera más de 80 millones de euros con los que ha podido cerrar un acuerdo de condiciones de trabajo para 2005 con los sindicatos LAB, CC OO y UGT.

En ese pacto figuran medidas como un incremento medio del 20% de los precios de las guardias de los médicos, la reducción de jornada para mayores de 55 años, reconocimiento retributivo de la antigüedad para el personal interino, el rejuvenecimiento de las plantillas a través de contratos de relevo y de sustitución. Sin embargo, para los sindicatos convocantes de los paros, estas mejoras son insuficientes y no atajan el "imparable deterioro" que a su juicio está sufriendo el sistema sanitario de la comunidad autónoma.

El calendario legislativo sólo reservó una ley para el Departamento de Sanidad, la de Voluntades Anticipadas, y la consejería cumplió al sacarla con el apoyo unánime de los partidos. El otro hito parlamentario fue la aprobación por parte de la Cámara de Vitoria del Plan de Salud 2002-2010, un documento donde se abordan las estrategias que ayudan a mejorar la salud de la población, como los programas de detección precoz del cáncer de mama, plan de atención al infarto agudo de miocardio y el plan de asistencia psiquiátrica.

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