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El obispo Dorado aboga por evitar la crispación con el Gobierno por la educación religiosa

El obispo de Málaga, Antonio Dorado, nuevo presidente de la Comisión de Enseñanza y Catequesis de la Conferencia Episcopal, dijo ayer que procurarán "acercar posiciones y evitar todo lo que sean crispaciones" en materia educativa, y que "la Iglesia no pide privilegios, sino cumplir con su tarea". El prelado, cuyo cargo incluye la relación con el Ministerio de Educación y Ciencia, labor que afronta en un momento de debate social sobre las clases de religión, manifestó que "para la Iglesia, la educación no es una suplencia; es un derecho", añadió, " porque es nuestra tarea fundamental". "En este sentido, procuraremos tener el mayor contacto posible, acercar posiciones, evitar todo lo que sean crispaciones, respetar mutuamente las distintas competencias y valorar todo aquello que contribuya a la mejor educación de los jóvenes", añadió.

"Si fuésemos capaces entre todos de educar en valores a nuestra juventud y en valores cristianos, eso sería un gran bien social", dijo el prelado después de referirse a "esta queja que tenemos de los desmanes, la violencia y la droga que existe". Antonio Dorado, de 73 años, fue elegido este mes por los obispos presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, cargo que ya ocupó durante dos trienios consecutivos, de 1993 a 1999.

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