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Santa Caterina reabre el próximo mes con menos puestos y mayores horarios

El mercado barcelonés tendrá supermercado, restaurante y restos arqueológicos para visitar

El segundo mercado más antiguo de Barcelona, el de Santa Caterina, volverá a funcionar el mes próximo como motor de uno de los barrios más viejos de la ciudad. Reabrirá con mayores horarios y menos tiendas, aunque más grandes; un restaurante; un supermercado, y una zona preparada para contemplar los restos arqueológicos hallados en el subsuelo del mercado en el antiguo convento de monjes de Santa Caterina.

Hace seis años que los comerciantes dejaron el mercado y se trasladaron a una carpa provisional en el paseo de Lluís Companys. Pero las obras se han eternizado. Los comerciantes han planteado volver al mercado el próximo 26 de abril, pero es el responsable de Comercio del Ayuntamiento de Barcelona, el segundo teniente de alcalde, Jordi Portabella, quien tiene la última palabra. Portabella aún no ha decidido la fecha de reapertura, pero los comerciantes apremian. "Para que todo vaya bien deberíamos volver en abril", dice Gloria Esforzado, la presidenta de los comerciantes del mercado. "Más allá de esa fecha se echa encima el verano y no es un buen momento para las ventas", señala. "No debería haber más retrasos. Las obras iban a durar dos años y llevamos seis", lamenta Esforzado.

En estos seis años, bastantes comerciantes se han quedado en el camino, bien por jubilación, bien por falta de interés en sumarse a esta nueva etapa. Antes del traslado había en Santa Caterina 200 puestos, sólo 85 se trasladaron en 1999 a la carpa provisional y ahora vuelven 70.

El mercado, el segundo más antiguo de Barcelona tras el de La Boquería, se ha transformado totalmente. No sólo con el nuevo edificio proyectado por los arquitectos Miralles y Tagliabue. También habrá un lugar donde comer, en un restaurante del grupo Tragaluz, un gran supermercado que gestionará Caprabo y un espacio dedicado a contemplar los restos arqueológicos hallados con motivo de la reforma del mercado y que pertenecen al antiguo convento dominico de Santa Caterina y parte de una necrópolis paleocristina. La reforma respeta los porches laterales y frontales del mercado.

El criterio del Ayuntamiento es construir mercados más pequeños, más especializados, con horarios amplios y aparcamientos, que distribuyan el género a domicilio y vendan por Internet. En Santa Caterina habrá distribución a domicilio.

Pisos disparados

Los horarios más amplios son una baza que se jugará en esta nueva etapa. Ahora Santa Caterina sólo abre los viernes por la tarde. El Ayuntamiento quiere negociar con los comerciantes un horario más amplio. Éstos barajan dos posibilidades: abrir dos tardes por semana o abrir todas las tardes de lunes a viernes.

Urbanísticamente, la reapertura es la punta de lanza de una transformación profunda del barrio. Los precios de los pisos, tradicionalmente bajos en la zona, lo reflejan. "Es una locura", dice una vecina de la cercana calle de las Freixures. No le falta razón. El alquiler de un apartamento de 50 metros cuadrados en esta calle con vistas al mercado tiene un precio mensual de 585 euros al mes. En cuanto a ventas, un micropiso de 48 metros en la misma calle, también con vistas al mercado, se valora en 225.000 euros (37,4 millones de pesetas), según informa la inmobiliaria que lo comercializa.

La reforma urbanística de la zona ya ha empezado. En la cercana calle de Mercaders hay dos operaciones de rehabilitación en marcha. Por un lado, la transformación de la casa Cambó, que la familia Guardans-Cambó, heredera del político de la Lliga, ha decidido convertir en un hotel de cuatro estrellas, con la entrada principal en Via Laietana. También en la calle de Mercaders, pero al otro lado de la avenida de Cambó, está en marcha la rehabilitación del Palau Mercaders.

Carretas, monjes y tranvías

Santa Caterina fue inaugurado como mercado en 1848, pero la apertura estuvo marcada por sucesivos retrasos. Hubieron de pasar cinco años desde que el Ayuntamiento pidió al Gobierno construir el mercado en los antiguos terrenos del convento.

La inauguración oficial fue el 15 de agosto de 1848 con banda municipal incluida, explica un opúsculo sin autor dedicado al mercado que fue editado por la Casa de la Caritat en 1948, con motivo del centenario del mercado. Los porches originales de éste figuraban en el proyecto inicial y fueron construidos a imagen y semejanza de los del Xifré, en el Pla del Palau, explica esta publicación.

La historia detalla que a la placeta de Santa Caterina se le llamaba antiguamente de los carretones porque allí se concentraban las carretas, según el historiador Joan Amades.

Los primeros puestos eran pequeños, pero numerosos. Llegó a tener 398, frente a los 70 actuales. Y el número de puestos se mantuvo en la década de 1940. Después de la Guerra Civil atraía a gente de fuera de Barcelona porque estaba bien comunicado gracias a los tranvías que pasaban por las calles de Trafalgar y la ronda de Sant Pere.

En un siglo y medio, el mercado ha sufrido varias transformaciones y obras. Una curiosa fue la reparación a fondo de las goteras aparecidas tras la Guerra Civil, que costaron 54.624 pesetas en 1943.

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