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Reportaje:

Más ira divina contra Dan Brown

El cardenal Tarcisio Bertone, arzobispo de Génova, pide a los católicos que "no compren ni lean" 'El código Da Vinci'

Enric González

Si Pablo VI no hubiera suprimido el Índice de Libros Prohibidos por el Vaticano, El código Da Vinci (publicado en España por Umbriel y Círculo de Lectores) figuraría en primer lugar de la lista. El best seller de Dan Brown, que fantasea sobre una hipotética descendencia de Jesús, atribuye a la Iglesia católica el papel de gran encubridora de la verdad y otorga a un dirigente del Opus Dei el papel de "malvado", sigue causando, a los dos años de su publicación, un malestar profundo en la Curia. El cardenal Tarcisio Bertone, arzobispo de Génova y colaborador del cardenal Joseph Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición), descargó ayer su ira sobre un libro que calificó como "castillo de mentiras". "No compren ni lean El código Da Vinci", recomendó Bertone a los católicos.

El cardenal Bertone, de 70 años, gran aficionado a las armas y popular comentarista deportivo (retransmite los partidos del Génova y el Sampdoria para una televisión local), goza de cierta fama de personaje heterodoxo. Pero en cuestiones de moral católica es considerado una de las máximas autoridades eclesiales. Fue catedrático de Teología Moral y Derecho Canónico y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe e incluso ha figurado, en una posición discreta, en las quinielas de posibles sucesores de Juan Pablo II. Su ataque contra la novela de Dan Brown, desde los micrófonos de Radio Vaticano, no era el primero, pero sí uno de los más virulentos.

Lo que más lamentó fue la difusión de la obra entre los jóvenes, "un hecho verdaderamente doloroso y terrible". "Se ha creado un estereotipo que circula por las escuelas", declaró, "según el cual hace falta leer ese libro para comprender toda la dinámica de la historia y todas las manipulaciones que la Iglesia supuestamente habría cometido". "Creo que existe una auténtica estrategia de mercado tras la difusión de ese castillo de mentiras, y las librerías católicas se quejan de verse obligadas a venderlo para ganar algún dinero", agregó el cardenal Bertone.

La Iglesia católica nunca ha contestado en documentos oficiales las tesis del libro. La ficción de Brown se apoya en un anterior best seller de casi dos décadas atrás que descubrió que el Santo Grial era literalmente la sangre de Cristo, es decir, su descendencia con María Magdalena, llegada por prodigio a Francia y transformada en la dinastía merovingia.

La tesis es un disparate como cualquier otro, pero permite a Brown desarrollar una intriga con los elementos más comerciales hoy en las librerías: contexto histórico, ocultismo, conspiración y trama policial. Dada la inconsistencia del asunto, el Vaticano, como institución, ha preferido ignorar el "castillo de mentiras". Las declaraciones efectuadas por el cardenal Bertone constituyen, sin embargo, casi una reacción oficial. "Que el Vaticano interfiera en descalificar una obra literaria significa traspasar todas las fronteras de la libertad de creación; además, calificar una obra de creación como "castillo de mentiras" es confundir los planos, porque no se puede juzgar una novela con criterios históricos", manifestó ayer el teólogo español Juan José Tamayo, informa María Cordón.

El Opus Dei, la institución que sale peor parada, ha preferido no hacer del libro un casus belli. En cuanto se publicó El código Da Vinci contactó con Dan Brown para que incluyera en las nuevas ediciones un prólogo con su firma en el que advirtiera de que todo era inventado. La negociación no funcionó, aunque Brown, que no ofrece entrevistas, explica en su página de Internet que la obra "es una novela y por esencia una obra de ficción", y se esfuerza por "hacer una descripción lo más equilibrada posible del Opus Dei". Para contrarrestar la mala imagen que le confiere un best seller que ha vendido ya más de 20 millones de ejemplares en todo el mundo, el Opus Dei ha optado por exponerse a sí mismo ante la opinión pública, ofreciendo a uno de los más prestigiosos vaticanistas del momento, el estadounidense John Allen, todos sus archivos y documentos internos. Allen, corresponsal en el Vaticano de National Catholic Reporter y católico de orientación progresista, publicará el libro resultante de su investigación dentro de tres o cuatro meses.

Dan Brown firma ejemplares de <i>El código Da Vinci</i> en Exeter en 2003.
Dan Brown firma ejemplares de El código Da Vinci en Exeter en 2003.ASSOCIATED PRESS

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