Tres países investigan el papel de la CIA en varios secuestros en Europa
Sospechosos de terrorismo acabaron detenidos en Egipto y Afganistán
La CIA mantiene en secreto los detalles, pero defiende la legalidad de las capturas en el extranjero de sospechosos de terrorismo. Éstos son enviados a interrogatorios a países colaboradores cuyos Gobiernos no respetan los derechos humanos. Pero esta misma Administración está teniendo serias dificultades en Italia, Alemania y Suecia, donde los fiscales investigan la ilegalidad de varios casos y si estas prácticas conculcan las leyes nacionales.
Los fiscales alemanes e italianos no descartan la presentación de acusaciones penales
El caso del clérigo egipcio Hasan Mustafá Osama Nasr, conocido como Abu Omar, es representativo. Cuando en febrero de 2003 se dirigía por la noche a rezar a su mezquita de Milán, fue asaltado por dos desconocidos, rociado con un spray en el rostro e introducido en una camioneta. No se le ha vuelto a ver desde entonces. Los investigadores de Milán, dirigidos por el fiscal contraterrorista Armando Spataro, centran desde febrero de este año sus pesquisas en la base estadounidense-italiana de Aviano, una instalación de la OTAN situada en el norte del país.
Spataro se ha entrevistado recientemente con altos cargos militares de Aviano y exigido los registros de vuelo y de entrada de vehículos en la base en el día del secuestro de Nasr. La fiscalía italiana sospecha que el clérigo egipcio fue víctima de la operación encubierta de la CIA llamada Rendición, que consiste en la captura de sospechosos de terrorismo en el exterior y su entrega a países que practican la tortura para un interrogatorio sin problemas legales.
El egipcio Nasr era un islamista radical, ex combatiente en Bosnia-Herzegovina y Afganistán y residente en Italia desde 1997. Acudía a diario a dos mezquitas fundamentalistas de Milán donde pronunciaba sermones contra Estados Unidos. Algunos aseguraron que su desaparición no era tal, sino que se había enrolado en la resistencia iraquí. Pero esta tesis se desmoronó en abril de 2004 cuando Nasr telefoneó a su mujer desde una prisión egipcia. Le narró su secuestro en Milán, el traslado a una base militar en Italia y su posterior viaje en avión a Egipto, donde fue torturado. Los servicios secretos italianos grabaron la comunicación y la filtraron a la prensa local. Tras conocerse su caso, Nasr fue confinado en arresto domiciliario en Egipto, donde continúa. Preguntada la Embajada estadounidense en Roma, un portavoz respondió: "No comentamos asuntos de inteligencia". Addelhamid Shari, director del Centro Islámico de Milán, advierte: "Si le pasó a Nasr le puede suceder a cualquiera. Es un antecedente peligroso para la comunidad islámica y para Italia como Estado democrático".
La investigación italiana es una de las tres en marcha en otros tantos países europeos. La CIA conduce habitualmente operaciones encubiertas en el exterior con el consentimiento de las agencias de inteligencia locales, pero este caso es diferente. Fiscales de Italia, Alemania y Suecia investigan varios casos en los que la CIA podría haber violado leyes locales en la persecución de sospechosos.
Aunque existen numerosos obstáculos prácticos y legales para procesar a los agentes estadounidenses, incluido el de la inmunidad diplomática y averiguar su identidad, los fiscales alemanes e italianos no descartan la presentación de cargos criminales. Los investigadores europeos tratan de reunir pruebas de la implicación norteamericana en la desaparición de al menos cuatro personas, además del caso del egipcio.
En diciembre de 2003, Jaled Masri tuvo una discusión con su mujer en Ulm (Alemania), donde reside, y se marchó a Skopje (Macedonia) de vacaciones. La policía macedonia, tras estudiar detenidamente su pasaporte, le detuvo sin explicación alguna durante tres semanas. Después fue entregado a otras personas no identificadas y trasladado en avión a Kabul (Afganistán), donde estuvo preso cuatro meses. Masri denunció haber sufrido torturas en Kabul. Cuando los militares estadounidenses se dieron cuenta de que era la persona equivocada (buscaban en realidad a Jalid Masri) le devolvieron a los Balcanes soltándole cerca de la frontera albanesa. Al regresar a Ulm no le creyó nadie. Ni siquiera su mujer. Sin embargo, la policía alemana inició una investigación. En estos meses han confirmado las partes esenciales de su caso. Su pasaporte tiene sellos de Macedonia y Albania en las fechas que él menciona; el chófer de un autobús confirmó que Masri fue detenido por la policía macedonia y en el registro de vuelos del aeropuerto de Skopje se recoge el aterrizaje de un avión estadounidense de Prime Executive Transport Service, empresa que podría ser de la CIA, y su despegue seis horas después hacia Kabul el día que Masri dice que fue sacado de Macedonia. La Embajada estadounidense en Berlín niega la existencia de una política de traspaso de sospechosos a países donde se practica la tortura.
Una investigación parlamentaria en Suecia ha descubierto que agentes de la CIA orquestaron en diciembre de 2001 la captura de dos egipcios en un avión de bandera estadounidense que se dirigía desde Suecia a El Cairo. Uno de los detenidos denunció torturas en prisión tras ser liberado sin cargos por la policía egipcia, y el otro lo ha hecho desde la cárcel, donde continúa. Los detalles de esta operación han conmocionado a la opinión pública sueca, pues se ha sabido que en ella participaron los servicios de inteligencia suecos, aunque la dirección era de la CIA.
El director de la policía de seguridad sueca, Klas Bergenstrand, ha prometido que no aceptará de nuevo que agentes extranjeros encabecen una operación de este tipo. "Estaremos sujetos a las leyes suecas y emplearemos la aviación sueca para deportar sospechosos de terrorismo. Es el único modo de tener el control de la operación".
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