Annan viaja a Israel por primera vez en cuatro años para apoyar el proceso de paz
El Gobierno de Sharon anuncia el desmantelamiento de 24 enclaves ilegales, pero no da fecha
Nada más aterrizar en Israel, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, se reunió en Jerusalén con el primer ministro, Ariel Sharon. Éste le informó de la decisión del Gobierno israelí de desmantelar 24 enclaves ilegales en Cisjordania. Annan, en su primera visita en cuatro años, elogió "la determinación del primer ministro para aplicar el plan de desconexión de la franja de Gaza" y garantizó que hará "todo lo posible para promover las negociaciones entre ambas partes". Annan tiene previsto reunirse también con el presidente palestino, Mahmud Abbas.
Un miembro de la delegación del secretario general confirmó a este diario que "Annan expresó a Sharon que la ONU no considera la retirada de la franja de Gaza como la etapa final, sino como un paso en el proceso de paz que ha de conducir a la creación de un Estado palestino".
El motivo oficial de la visita de Kofi Annan es la inauguración mañana del nuevo Museo del Holocausto (Yad Vashem), en el monte Herzl de Jerusalén. Contará con la presencia de las autoridades israelíes y de representantes de 43 países, entre ellos el ministro de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos.
Annan llega a la zona en un momento clave, en el que la consolidación de la cooperación entre israelíes y palestinos está a punto de ofrecer su primer fruto con la retirada israelí de las ciudades palestinas de Jericó y Tulkarem en los próximos días. Otro ejemplo es la reunión en El Cairo de las diversas facciones armadas palestinas. Mahmud Abbas, tras reunirse hoy con Annan en Ramala, tiene previsto viajar a la capital egipcia para conseguir un alto el fuego definitivo de estos grupos, lo que significaría el final de la segunda Intifada.
El presidente palestino es optimista ante el resultado de estas conversaciones auspiciadas por el presidente egipcio, Hosni Mubarak. En declaraciones a la televisión pública israelí, Mahmud Abbas pronosticó un final feliz en los próximos días: "Si Dios quiere, viajaremos a El Cairo para declarar la hudna [tregua] a la que se sumarán todas las facciones palestinas". Sobre el carácter y la duración de la medida, Abbas invocó de nuevo a la ayuda divina: "Si Dios quiere y todo se lleva a cabo como esperamos, no hay duda de que la tregua continuará", dijo ayer.
Estas optimistas declaraciones contrastan con la tensión interna palestina, que ayer se reflejó en la Universidad de Hebrón. Diez palestinos resultaron heridos tras los enfrentamientos protagonizados por seguidores del movimiento Al Fatah, de Mahmud Abbas, y del grupo integrista Hamás. El motivo aparente de los disturbios fue una discrepancia en las elecciones estudiantiles, pero en el fondo la lucha es por el poder en la Autoridad Palestina, sobre todo después de que Hamás anunciase el sábado su decisión de concurrir a las elecciones legislativas de julio.
División en el Ejecutivo
No sólo Abbas tiene problemas. El primer ministro Sharon vivió ayer, antes de reunirse con Annan, una acalorada sesión de su Gobierno, dividido en torno al informe de la abogada Talia Sasón. El documento, encargado por el propio Sharon, denuncia la complicidad de las autoridades israelíes en la creación de los 105 enclaves ilegales que se extienden por Cisjordania. Tras varias horas de discusión entre los ministros laboristas y los del Likud, se llegó a la decisión salomónica de evacuar 24 maajazim (agarraderos; enclaves ilegales compuestos a veces por un par de caravanas o casas prefabricadas). Sharon dijo que "el desmantelamiento de los enclaves ilegales es parte de los compromisos adquiridos en la Hoja de Ruta".
Esta decisión carece, sin embargo, de fecha de ejecución. Mientras los laboristas exigen el desalojo inmediato de estas colonias, el Likud, con Sharon a la cabeza, apuestan por posponerlo hasta después de la evacuación de las 21 colonias de Gaza y las cuatro del norte de Cisjordania, que debe comenzar en julio. Temen que esa retirada añadida provoque disturbios con los colonos y dificulte la retirada principal, la de Gaza. La ministra laborista Dalia Itzik no comparte el argumento: "Lo tenemos que hacer sin dilaciones y no por la presión de EE UU, sino por nosotros, ya que son ilegales".
Fuentes del Ministerio de Defensa israelí revelaron ayer la intención de construir una valla de seguridad alrededor de la franja de Gaza paralela a la existente. El nuevo obstáculo se levantará en terrenos pertenecientes a varios kibutzim (granjas agrícolas) y poblaciones israelíes. Las dos vallas estarán separadas por unos 70 metros, espacio en el que tienen previsto patrullar vehículos militares sin conductor. Defensa pretende que la segunda valla sea realidad antes de julio.
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