Brasil calienta motores
El país creció un 5,2% en 2004, el mejor dato en una década
La economía brasileña, después de casi tres años de letargo, entró en velocidad en 2004 y alcanzó un crecimiento del 5,2%. Se trata del mejor dato para el país suramericano en diez años. Los motores de la economía han comenzado a carburar gracias al impulso de las exportaciones, que se dispararon un 17,9%, y a un fuerte consumo interno.
La meta de la Administración es lograr en 2005 un superávit del 4,25% del PIB para pagar los intereses de la deuda pública
El consumo de los brasileños experimentó un aumento del 4,3% en 2004, gracias al crecimiento de la masa salarial de los trabajadores
La economía brasileña dio indicios en 2004 de haber abandonado el laberinto económico en el que se encontraba perdida durante los últimos tres años. En 2003, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue un anémico 0,55%. El año pasado, como punto de contraste, la economía brasileña creció un 5,2%, dándole un respiro al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
La economía brasileña, aturdida por un sector exterior que no levantaba cabeza, se encontró el año pasado con una economía mundial pujante y hambrienta de materias primas. Brasil puso sobre la mesa sus grandes recursos naturales, desde soja hasta la producción de sus minas de acero. Así, las exportaciones brasileñas crecieron en 2004 un sorprendente 17,9%. La voraz demanda de China fue un factor crucial en el crecimiento. El superávit en las cuentas comerciales brasileñas alcanzó los 33.700 millones de dólares, una cifra récord.
Aumenta el consumo
También el PIB per cápita creció de forma significativa, un 3,7%, el mayor avance desde 1994, año en el que se comenzó a aplicar el llamado Plan Real, que supuso la adopción de una nueva moneda para controlar unas tasas de inflación que crecían a un ritmo vertiginoso. Según datos del Instituto de Geografía y Estadística de Brasil (IGBE), el consumo de los brasileños también experimentó un considerable aumento, un 4,3%, gracias fundamentalmente al crecimiento del 1,5% de la masa salarial de los trabajadores en términos reales.
El aumento del consumo interno, junto a las exportaciones, jugó un papel decisivo en el crecimiento del PIB. El mercado doméstico despertó con un aumento de la producción industrial del 6,2% y una subida de la inversión en un 10,2%. Gran parte del impulso de las exportaciones fue el resultado de un sector agrícola más dinámico. La producción en ese apartado subió un 5,3%. Brasil es el mayor productor mundial de café, naranjas y azúcar, entre otros.
A pesar de estos datos positivos, el leve crecimiento en el último trimestre (sólo fue del 0,4%) ha preocupado a varios analistas de la economía brasileña y han reducido sus pronósticos para 2005. La agencia de información económica Bloomberg realizó la semana pasada un censo de 45 economistas brasileños. El consenso predice un crecimiento de un 3,5% para el próximo año frente a un 3,7% que se pronosticaba hace apenas unos tres meses, lo que apunta a un enfriamiento de la economía en 2005.
Apoyo de la OCDE
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un organismo que aglutina a las mayores economías del planeta, por su parte, dio la semana pasada un importante espaldarazo a la política económica del Gobierno de Lula. Según un informe publicado por el organismo, la recuperación de Brasil está establecida gracias a la "consolidación macroeconómica, sostenida por una prudente conducción de las políticas públicas". La meta de la Administración es registrar en 2005 un superávit del 4,25% del PIB. Los fondos serían destinados al pago de intereses de la deuda pública.
Esta disciplina para controlar las cuentas públicas ha sido carne de cañón para los críticos del Gobierno de Lula, pero le ha servido al país para renovar la confianza de los inversores internacionales y de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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