El coordinador de urgencias afirma que está "muy tranquilo"
Los compañeros del doctor relevado en Leganés aseguran que es un buen médico
El coordinador de urgencias del hospital de Leganés, Luis Montes, afirma que está "muy tranquilo" y que su equipo debe estarlo. A mediodía, nada más salir del despacho del gerente, donde había sido relevado, se paseaba por el hospital con la mirada perdida aunque tranquilo. A las 17.56 abandonó su despacho con la cara demudada y escoltado por un guardia de seguridad. Uno de sus compañeros dice de él que es "un buen médico, algo seco, pero un buen tipo".
Los familiares dicen que la atención en el servicion de urgencias es positiva
El coordinador se pasea aparentemente sereno, por la sala de urgencias. Son poco más de las dos de la tarde. Luis Montes acaba de salir de una reunión con el gerente, Adolfo Bermúdez de Castro, y el director médico del hospital. Le acaban de comunicar su relevo temporal como coordinador de urgencias, cargo que ocupa desde hace más de cuatro años.
"No puedo hablar", se disculpa mientras golpea un cigarrillo apagado contra el mechero que acaba de sacar del bolsillo de su bata. El médico es un hombre alto (debe de medir un metro noventa), fornido, con tupida barba canosa, pelo hacia atrás y ojeras marcadas. Aparenta unos 50 años. Está tenso. Sólo relaja el gesto al ser preguntado por su estado de ánimo. Entonces, esboza una mínima sonrisa: "Estoy muy tranquilo", asiente. "Y todo el equipo debe estarlo", añade justo antes de entrar en su despacho a fumarse el pitillo. Al minuto entra el gerente. Montes pasó en su despacho gran parte de la tarde de ayer.
Su equipo tampoco quiere hablar. Sólo algunos médicos y celadores opinan. "Es un hombre algo seco al principio, pero luego es un buen tipo. Y un buen médico", afirma un colega. Poco después de las tres de la tarde, dos guardias jurados acuden a la puerta de urgencias junto a un responsable de prensa de la Comunidad de Madrid e impiden la entrada a los periodistas. El gerente del hospital se niega a hablar y remite a la Consejería de Sanidad.
A las 17.56, el médico relevado abandona su despacho. Va vestido con una trenca oscura larga sobre una camisa de cuadros y camina con un guardia de seguridad a su lado. Su rostro está desencajado, serio; la mirada al suelo; las manos en los bolsillos. Aunque muchos trabajadores y la inmensa mayoría de los pacientes aún desconocía la noticia, ayer no fue un día normal en urgencias. "Pasa algo raro. Normalmente hay cinco o seis médicos en urgencias, pero hoy sólo había uno. Han dicho que estaban reunidos", explica a la puerta de urgencias Francisco Domínguez, un vecino de Leganés. Domínguez nota que hay algo raro porque es un fijo de las urgencias: cada dos o tres meses acompaña a su mujer, "cuando la hernia le atiza".
Miguel Rosell tiene a su madre en urgencias desde hace tres días. Cada día, a las cinco de la tarde, unas 50 personas como Rosell acuden a ver a sus familiares, que están en urgencias a la espera de pasar a planta. Así pueden pasar días. "Mi madre ha venido al menos diez veces al hospital porque tiene problemas en los bronquios. Y en urgencias pasa días. Esta vez me han dicho que puede estar una semana porque no hay camas libres en planta. De todas las veces que ha estado aquí, sólo una ha llegado a estar ingresada", explica Rosell. Es una crítica frecuente entre los familiares, que, por lo demás, afirman que el trato de los médicos y la atención de los médicos de urgencias es positiva.
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