Fuego amigo
Estados Unidos tiene un problema con uno de sus mejores aliados, Italia, y el primer ministro de este país, Silvio Berlusconi, puede tenerlo con sus conciudadanos si no recibe de Washington suficientes explicaciones sobre la sangrienta liberación el pasado viernes de una periodista de Il Manifesto. Un destacado agente de los servicios secretos murió debido al ataque desproporcionado de una patrulla militar norteamericana contra el vehículo en el que se dirigían al aeropuerto de Bagdad. Definir como "fuego amigo" más de 300 disparos es un eufemismo. La Casa Blanca ha rechazado por absurda la teoría de un ataque deliberado y ha anunciado la apertura de una investigación a fondo.
Tanto en este secuestro como en el de dos italianas cooperantes el año pasado se cree que el Gobierno de Roma pagó a los captores, algo que Washington rechaza bajo cualquier circunstancia. EE UU habla de un "error de comunicación", pero deberá ser más explícito en la investigación y castigar a los culpables si los hubiera. La Administración de Bush ha expresado el deseo de aclarar cuanto antes el caso. Ojalá hubiera habido la misma diligencia y voluntad con el camarógrafo español José Couso, muerto hace dos años en Bagdad por disparos de un tanque norteamericano.
El caso del agente italiano tiene dos lecturas. Una, la estrictamente norteamericana, relativa a los fallos de control de sus patrullas debido a inexperiencia o, sobre todo, a la extrema rigidez en la aplicación de las normas de combate, y otra, la que concierne a Berlusconi, que gusta de considerarse como el mejor aliado del presidente Bush, por encima incluso del británico Tony Blair. El Reino Unido e Italia son los dos únicos países de la desmembrada coalición internacional en Irak que no tienen intención de retirar por ahora sus efectivos. El Gobierno italiano ya ha dicho que este suceso no va a suponer el retorno de sus 3.000 soldados desplegados desde hace dos años. Pero este incidente ha reabierto el debate sobre la presencia de tropas italianas en Irak, que ya en su día fue objetada por amplios sectores de la opinión pública.
Cien mil personas rindieron homenaje ayer y anteayer en Roma al agente fallecido. Es un gesto que refleja, no sólo una fuerte conmoción por el sangriento episodio, sino también la sensibilidad que aún suscita la guerra de Irak y un soterrado sentimiento antinorteamericano. Berlusconi es consciente de ello; tiene unas elecciones regionales el mes próximo y las generales en mayo de 2006. Cuando intervenga mañana en el Senado tendrá que aportar ya algunos detalles de la investigación de EE UU para que no se le eche encima la oposición. Ésta, sin embargo, continúa dividida sobre la retirada militar italiana.
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