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VISTO / OÍDO
Columna
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Lo que pasaba, lo que pasa

"Con Franco no pasaban estas cosas", dice un compañero de viaje por Madrid. No le contesto. Pienso: "Pasaban otras". Me añado que también pasaban éstas. Una diferencia: tenían los prevaricadores, chapuceros, tomadores del dos, u otros, la censura de su parte. Pero el bulo en contra: se comentaba, se abultaba, se exageraba a veces; se sabían inexactitudes, pero parecían verosímiles. Se decía que la democracia corrompía, pero que la dictadura absoluta corrompía absolutamente. Y se prefería el mal menor. Ahora que se tiene el mal menor, se aspira por lo menos a conocerlo. El bulo, entonces, aludía a veces a Nicolás Franco y las Manufacturas Metálicas Madrileñas, otras al marqués de Villaverde -"Vespa verde", por la concesión de las motos Vespa- o a doña Pilar Franco por no sé qué tuercas que hacían falta por millones en la construcción de una línea de ferrocarril. No sé si eran verdad o no, pero mucha gente los asumía y acusaba. Si el pueblo usaba la mentira de esa manera, ¿por qué no la iban a usar también los gobiernos?

Franco se limitaba al silencio, o a una generalidad sobre los logreros a los que describía como rojos y masones. Ah, lo de masones se sigue empleando hoy. El bulo de que Zapatero tiene un alto grado en la masonería corre mucho; creo que es mentira, pero aunque fuera verdad me importaría poco. Sin embargo hay quienes todavía creen que al masón hay que fusilarle, y se le fusilaba, incluso por un tribunal especial de la masonería y el comunismo, unificando así dos tendencias ajenas entre ellas. Era un buen rasero el que estableció Franco: una sola palabra abarcaba desde la Unión Republicana al Partido Comunista, con los anarquistas, y con los masones y los curas relapsos, con los sindicalistas y los socialistas y algunas asociaciones de librepensadores: obseso por la unificación, juntó a los suyos en el "Movimiento" y juntó a los otros en la palabra "Rojos" que sus servidores llamaban "rojillos" o "rogelios" para disminuir el valor de las víctimas asesinadas. Y empobrecidas por la Ley de Responsabilidades Políticas, con sus incautaciones.

A nosotros sólo nos quitaron todo el dinero en las cuentas y en los bolsillos: lo anularon porque era republicano y por tanto falso. Eso sí, leyes y juristas para tapar la vida real siempre han existido.

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