El candidato radical denuncia fraude en las elecciones de Santiago del Estero
Los comicios ponen fin a 18 meses de gobierno de la provincia desde Buenos Aires
Entre acusaciones de fraude, pero en una jornada marcada por la ausencia de incidentes, los habitantes de la provincia argentina de Santiago del Estero (al norte del país) eligieron ayer gobernador, vicegobernador y 50 parlamentarios locales. Los comicios ponen fin a 18 meses en los que el territorio ha estado gobernado directamente por el Ejecutivo central, después de que se descubriera una vasta trama de crímenes y corrupción que había convertido durante más de 50 años a la provincia en un feudo personal de la familia Juárez.
También son las primeras elecciones desde que el presidente argentino, Néstor Kirchner, llegara al poder y pueden servir de referencia de su fuerza real ante el electorado.
En un principio, las encuestas daban como favorito al candidato de la oposición, Gerardo Zamora, perteneciente al Frente Cívico -una alianza entre la Unión Cívica Radical y algunos sectores descontentos del justicialismo-, pero en las últimas semanas la intervención directa en la campaña de varios ministros del Gobierno central y del vicepresidente, Daniel Scioli, a favor de José Figueroa, del Partido Justicialista, hizo llegar a ambos candidatos a las urnas en una situación de empate técnico.
La dura pugna política dio paso en las últimas horas a los ataques directos y ayer el radical Zamora, cuando se dirigía a votar, advirtió sobre el riesgo de fraude en el resultado final. "Estoy en veda política", subrayó el candidato, a la par que anunciaba que el Frente Cívico efectuaría su propio recuento de votos.
"Aquí va a haber 1.400 certificados de escrutinio, de manera que si vencemos sabremos que hemos ganado y si perdemos reconoceremos los resultados", informó Zamora.
Esta actitud molestó especialmente al interventor Pablo Lanusse, nombrado para administrar la provincia por Kirchner, y que ha sido acusado por los radicales de romper su neutralidad
e incorporarse al apoyo emanado desde Buenos Aires al candidato justicialista.
"Zamora no debería apuntar al fraude porque cabe la posibilidad de que gane, y entonces a ver qué va a decir", declaró Lanusse, quien el próximo día 23 de marzo cederá la administración de Santiago del Estero al gobernador que sea elegido en las urnas.
El interventor atribuyó las acusaciones de fraude del candidato radical al nerviosismo de éste al ver cómo perdía terreno en unas encuestas que hasta hace poco le daban como claro ganador.
Pero, a pesar de la normalidad que reinó durante la jornada, se produjeron numerosas protestas ante la imposibilidad de votar de muchos santiagueños debido a que no les habían llegado renovados sus documentos de identidad, cuando en algunos casos los ciudadanos llevaban aguardando los nuevos documentos desde el pasado mes de junio.
El dato no es menor, ya que el censo electoral es de poco más de medio millón de personas y un puñado de votos puede inclinar la balanza a un lado u otro.
Nadie del 'juarismo'
Estas elecciones son las primeras en 50 años a las que no aspira ningún candidato del juarismo o representante de la familia de Carlos Juárez, quien se encuentra en la actualidad bajo arresto domiciliario junto a su esposa, Nina Aragonés, gobernadora de Santiago del Estero hasta que ahora hace 18 meses el presidente Kirchner suspendió las competencias del gobierno local y ordenó la intervención de la provincia.
Ambos están acusados de varios delitos, entre otros, violación de los derechos humanos, pero, paradójicamente, podrían obtener la libertad provisional esta misma semana. Bajo los Juárez, Santiago del Estero era un lugar donde se torturaba sistemáticamente, había detenciones ilegales de opositores y se producían asesinatos encubiertos desde el gobierno provincial. Fue precisamente el asesinato de dos mujeres jóvenes en febrero de 2003 lo que desencadenó la caída de los Juárez.
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