Mercedes Álvarez rescata del olvido la aldea donde nació
El documental 'El cielo gira', ganador en Rotterdam, concursará en marzo en el Cinéma du Réel de París
Mercedes Álvarez llegó al mundo con un estigma del que no se siente nada orgullosa: el de ser el último bebé nacido en Aldealseñor, un lugar situado en las Tierras Altas sorianas. De eso han pasado ya 40 años, durante los cuales este agreste lugar se ha ido quedando poco a poco deshabitado -apenas tiene hoy 14 vecinos de entre 60 y 80 años-, y su hermoso paisaje, transformado por la paulatina invisibilidad de la mano del hombre. Ella ha querido retratar con fidelidad esta pérdida en el documental El cielo gira, su primer largometraje, que el pasado 4 de febrero ganó el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, y que en marzo concursa en el Cinéma du Réel, que acoge el Centre Pompidou de París.
"Cuando se quiere captar la realidad es necesario mitigar el impacto de la maquinaria del cine"
Durante 17 años, los que tardó en regresar a Aldealseñor tras emigrar a Pamplona con su familia cuando tenía sólo tres, Mercedes Álvarez recordó el pueblo y su gente a través de la memoria y de los relatos de sus padres. Por eso, al volver, a los 20 años, nada le resultó extraño, pero sí intuyó después de haber viajado a él otras veces, que aquel mundo que había aprendido a querer desde la lejanía estaba extinguiéndose sin remedio, y se propuso conservarlo de algún modo. "Sabía que los días del pueblo estaban contados, y eso me producía una necesidad muy íntima, personal, de captar ese proceso. Lo que ignoraba en aquel momento era cómo acabaría haciéndolo", cuenta. Pensó en un diario, y empezó a escribir notas; en un álbum fotográfico, y tomó instántaneas; en un vídeo, y cogió la cámara...
Pero esta aldeana -así es el gentilicio de Aldealseñor-, montadora de TVE y que en 1997 había dirigido un cortometraje de ficción, El viento africano, no supo que su idea se iba a convertir en una película hasta que, en el marco del master de Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, se enroló en el rodaje de En construcción, de José Luis Guerín, y luego se le ofreció llevar al cine su propia historia.
Su equipo -estuvo formado por un máximo de 10 personas y un mínimo de 3- se instaló a lo largo de un año entero en Aldealseñor. "Antes de empezar a filmar tuve muchas dudas sobre el desembarco en el pueblo de tantas personas ajenas a él. Para mí, era un sitio secreto, y me daba mucho pudor irrumpir en la vida cotidiana de las personas que allí viven, cuya amistad considero sagrada y antepongo a todo", recuerda la directora. "Además", continúa, "cuando se quiere registrar la realidad y lograr momentos verdaderos es imprescindible mitigar el impacto de la maquinaria del cine". Enseguida se dio cuenta, sin embargo, de que no había motivos para la preocupación. El grupo -con Arturo Redín, coguionista, Abel García y ella misma al frente de varios alumnos del master, como Sol López y Guadalupe Pérez, responsables del cuidado montaje- se integró perfectamente en la comunidad. "Si había que ayudar a un vecino a construir un invernadero porque si no se le morían las hortalizas por las heladas, pues preferíamos echarle una mano que rodar. Paso a paso, conseguimos que el rodaje fuera formando parte de la vida del pueblo y no al revés", cuenta ahora. Y añade: "El género documental requiere mucho tiempo y complicidad entre los miembros del equipo y con los protagonistas de la historia que se narra, y, afortunadamente, dispusimos de ambas condiciones".
Redondea el mensaje sobre la vida que desaparece que encierra El cielo gira la presencia del pintor navarro Pello Azketa, que ha ido perdiendo la vista progresivamente, lo que a la directora le sirve para reforzar su reflexión.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.