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Argelia amnistiará a islamistas y militares

Buteflika convocará este año un referéndum para pasar la página de la guerra civil

Reelegido holgadamente hace diez meses presidente de la República; nuevamente dueño y señor del partido hegemónico, el Frente de Liberación Nacional (FLN), y gozando de una bonanza económica gracias al elevado precio del barril de crudo, Abdelaziz Buteflika quiere pasar la página de la guerra civil larvada que padeció Argelia en la década pasada.

"Si deseáis una amnistía general, debéis saber que soy partidario de ella", declaró el presidente en un discurso televisado pronunciado en noviembre. "Ahora bien, sólo me adentraré por esa vía una vez que el pueblo haya sido consultado" mediante un referéndum. "Esta cuestión sólo será evocada cuando la sociedad esté preparada y las heridas hayan cicatrizado".

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Desde entonces, Buteflika sólo volvió a hablar una vez de la amnistía, ayer por la tarde, pero partidos políticos y sociedad civil han convertido este anuncio en un tema central de debate, mientras que un colaborador presidencial, Faruk Ksentini, da, de vez en cuando, indicaciones sobre su alcance.

La oferta que se vislumbra es lo suficientemente tentadora como para que el principal movimiento armado, el Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), acabe de excluir de sus filas a su ex jefe, Hasan Hattab, acusado de haber contactado con las autoridades para averiguar si podría beneficiarse de la amnistía. El GSPC, que dispone de entre 300 y 500 milicianos, proclamó lealtad a Al Qaeda.

La otra facción terrorista, los Grupos Islámicos Combatientes (GIA), que asolaron Argelia durante los años noventa, ha quedado prácticamente desmantelada, según anunció en enero un comunicado del Ministerio del Interior.

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La guerra civil estalló poco después de que el Ejército abortase, a finales de 1991, unas elecciones legislativas transparentes que iban a aupar al poder al Frente Islámico de Salvación (FIS), convirtiendo, probablemente, a Argelia en una república islámica de corte iraní. En la contienda hubo 150.000 muertos, según reveló ayer el propio presidente.

Concordia civil

Tras su primera elección a la jefatura del Estado, en 1999, Buteflika ya puso en marcha la llamada "concordia civil" pese a las reticencias que suscitaba en la cúpula militar. Incitaba a los islamistas a entregar las armas a cambio de facilitar su reinserción en la vida civil. Supuso, de hecho, la disolución del Ejército Islámico de Liberación, la rama armada del FIS. El GIA continuó, no obstante, asestando golpes mortales.

"Habrá un referéndum consultivo sobre la amnistía, confío en que sea este año, y después, una ley", explica Ksentini en una conversación telefónica. El afamado abogado fue nombrado por Buteflika presidente de la Comisión Nacional Consultiva de Promoción y Protección de los Derechos Humanos (CNCPPDH).

Este órgano oficial fue creado, según reveló Ksentini en televisión, en diciembre, a petición de EE UU, un país con el que Argelia mantiene ahora una estrecha cooperación antiterrorista.

¿A quién abarcará la amnistía? "Como será general, abarcará a aquellos que tienen las manos manchadas de sangre", reconoce Ksentini refiriéndose a los islamistas encarcelados por haber empuñado las armas. "El interés superior nos debe incitar a incluirles aunque, desde un punto de vista intelectual, tengamos reparos", añade. "No lo vamos a hacer con alegría". "Pero se ha derramado demasiada sangre y para avanzar necesitamos pasar página. Es una apuesta de futuro".

En el otro extremo del abanico la amnistía abarcará también a "los agentes del Estado que han cometido actos ilegales", un eufemismo con el que Ksentini alude a militares y fuerzas de seguridad responsables de todo tipo de exacciones.

Ninguno de ellos ha sido procesado, pero las organizaciones de derechos humanos, argelinas y extranjeras, y ex desertores del Ejército han denunciado estos últimos años los secuestros, tortura y ejecuciones sumarias perpetrados por los militares y que nunca han sido investigados.

Buteflika inicia hoy una breve visita a Madrid y con ese motivo Amnistía Internacional volvió a recordar ayer, en un comunicado, su preocupación por el atropello cometido antaño, y todavía hoy en día, de los derechos humanos en Argelia.

Ksentini reconoce que hubo excesos en la represión, pero, se apresura a precisar, "se hicieron de forma individual, no fue una labor planificada, organizada". "No hubo consignas", insiste. "El Estado no es culpable, porque no está involucrado en ningún crimen, pero si es responsable".

A aquellos que se excedieron el presidente de la comisión les encuentra algunas circunstancias atenuantes. "Nuestras Fuerzas Armadas estaban preparadas para hacer frente a una agresión exterior, pero no para combatir un enemigo interior como el terrorismo", explica. "Algunos de sus hombres se vieron desbordados", frente a un ejército de 20.000 rebeldes. "En su desamparo cometieron errores, actos ilegales", se lamenta.

Entre esos actos figura el haber hecho desaparecer a miles de ciudadanos que "bridaban apoyo logístico" a los islamistas en armas. "Sus padres o sus hermanos tienen ahora derecho a saber qué pasó con ellos, dónde están enterrados y a ser resarcidos por la privación de un ser querido", sostiene Ksentini. Hasta ahora las autoridades argumentaban que los desaparecidos eran personas que se habían unido a la guerrilla en las montañas.

Los anuncios de Ksentini han suscitado interrogantes en las filas de la Organización Nacional de Familias de Desaparecidos, pero no han sido rechazados. Reprimidos cada vez que han intentado hacer valer sus reivindicaciones, sus miembros se inclinan por creer que puede ser una salida digna al calvario que padecen.

Iniciativa aberrante

Los que han padecido la violencia islamista desconfían, en cambio, de la amnistía. Zohra Flici, secretaria general de la Organización Nacional de Víctimas del Terrorismo, la tacha de "aberrante" porque supone "perdonar a los criminales, a todos aquellos que han querido poner a Argelia de rodillas".

Buteflika ha recuperado el control del FLN, que le arrebató Alí Benflis para utilizarlo como trampolín en las elecciones presidenciales. En su congreso, de principios de mes, el antiguo partido único asumió la amnistía como una prioridad y sus socios del Reagrupamiento Nacional Democrático hicieron otro tanto.

En la oposición, los islamistas moderados del Movimiento de la Sociedad y de la Paz, también han dado su aprobación de principio, aunque supeditada al levantamiento del estado de emergencia que ortoga mayores poderes a las fuerzas de seguridad y facilita los abusos. "La amnistía general no tendrá efecto" sin esa otra medida, recalca el líder islamista Abdalá Djabalá.

La aplastante victoria de Buteflika en abril pasado, probablemente algo forzada en las urnas, ha laminado a sus adversarios políticos y ha consolidado su poder frente a la jerarquía castrense. De ahí que apenas se oigan voces discrepantes con la iniciativa presidencial.

El anciano Ait Ahmed, el líder del Frente de Fuerzas Socialistas, una formación sobre todo implantada en Cabilia, ha sido uno de los pocos en arremeter contra la amnistía en ciernes. Es, según él, "una monstruosidad política cuyo objetivo es imponer el silencio al pueblo argelino y garantizar la impunidad a los que son culpables de crímenes contra la humanidad". Sus palabras han tenido escaso eco.

El presidente Buteflika saluda en Orán a unas jóvenes, en febrero de 2004.
El presidente Buteflika saluda en Orán a unas jóvenes, en febrero de 2004.REUTERS

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