_
_
_
_
DESAPARECE EL AUTOR DE 'TRES TRISTES TIGRES'
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Bolero para Caín

Nadie mata un retrato. Por eso, la imagen que tengo de Guillermo Cabrera Infante está intacta en la contraportada de Un oficio del siglo XX, una colección de críticas de cine que el escritor publicó en Cuba, en 1963, con el seudónimo de G. Caín.

Ahí aparece, según el prologuista, con un sombrero que no es de él, es de guano. Se ve en un patio habanero. Al fondo, ropa tendida, el cielo vacío, sin nubes. Mira a la cámara como si tratara de explicarle algo al fotógrafo.

Para mí, lo que realmente desaparece ahora es una voz. Nunca lo vi, ni le di la mano. Nunca tomamos un café o un ron. En ninguna mesa de su santuario, El Carmelo de Calzada, frente al teatro Amadeo Roldán, quedan señales de una conversación nuestra, de una descarga de cine, música o literatura.

Más información
Muere Cabrera Infante, el mago de la palabra

En diciembre, cuando se iba a acabar 2004, Miriam Gómez y él nos hicieron una llamada de más de una hora.

Repasamos en detalles los acontecimientos de los últimos meses, nos deseamos felicidad y salud y, al final, Guillermo invitó a Blanca, mi mujer, a pasear por un parque de Londres que está muy cerca de su casa. En cuanto puedan, dijo, vengan para ir a dar una vuelta y hablar de todo.

Era una voz, el hombre era nada más que una voz, pero el escritor me deja, nos deja a todos los que amamos, sufrimos y vivimos en español, su obra: una fortuna anchurosa y eterna. Uno la puede tocar y disfrutar todos los días. Con ella se puede ser mejor persona, cubrirse del frío y calmar la sed.

En su país habrá que esperar todavía para que ese disfrute sea abierto y llegue a todos. Sus libros están prohibidos desde el siglo pasado. Un clan de lectores perniciosos los adquirió a precios altísimos en el mercado subterráneo, aéreo debía llamarse entonces. Otros cambiaron Tres tristes tigres por una camisa, dieron seis latas de leche condensada por Arcadia todas las noches o un reloj despertador por Vidas para leerlas.

Ahora, que se ha quedado solo en ese gran parque que debe ser la muerte, espero que Cuba sepa -al fin- que Cabrera Infante recibió, en l997, el Premio Cervantes.

Estoy seguro de que ya no voy a encontrarme con Guillermo en ninguna de las dos islas. La cita que concertamos en Navidad queda aplazada. Creo, eso sí, que puedo más adelante reconfortar un poco a Miriam Gómez con unas palabras, pero no sé cómo se le da el pésame a una nación, ni cómo se le pide conformidad a un idioma.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_