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Calatrava desvela el proyecto de la sede de la Sinfónica de Atlanta

El arquitecto valenciano Santiago Calatrava, que ayer recibió en Washington la prestigiosa medalla de oro del Instituto Americano de Arquitectura, presentó el jueves en Nueva York su próximo proyecto estadounidense: la futura sede del Atlanta Simphony Center, que forma parte del Robert Woodrooff Arts Center. El auditorio, presupuestado en 300 millones de dólares y cuya construcción comenzará en 2008, ocupará un área de 25.000 metros cuadrados y dará cobijo a la Orquesta Sinfónica de Atlanta, una de las más respetadas y vanguardistas instituciones musicales del país.

Calatrava desveló en el Centro de Arquitectura de Nueva York su nueva creación: un edificio de estructura abovedada en el que, al igual que en su proyecto de estación para la neoyorquina zona cero, el cristal y las plataformas móviles serán las señas de identidad. "Sigo trabajando con el mismo vocabulario. Es como ser un pintor cubista, tienes que mantener unas pautas pero cada cuadro ha de ser diferente al anterior y resolver los problemas planteados en otras obras" declaró.

Con papel, carboncillo y acuarelas, y junto a la maqueta de un edificio cuyos responsables esperan que sea el nuevo símbolo visual de Atlanta, Calatrava explicó cómo abordó el proyecto tras haber sido elegido hace dos años frente a otros 90 competidores. "Tiene un carácter muy trascendente porque la Orquesta Sinfónica de Atlanta quería construir un auditorio acústicamente muy vanguardista para poder ofrecer conciertos de música contemporánea que necesitan no sólo del sonido, sino también de una cierta teatralidad. En ese sentido, tiene relación con el auditorio de Tenerife pero juega en otra liga puesto que, por el carácter de su repertorio, la orquesta necesitaba un espacio con características muy precisas y menos tradicionales que el de la isla".

Formas redondeadas

El auditorio, situado en el centro de Atlanta y cuyas formas redondeadas contrastan con la verticalidad de los rascacielos que lo rodean, tendrá en su techo dos estructuras que recuerdan las alas de un pájaro y que se desplegarán hacia arriba cada vez que haya un espectáculo en su interior.

"Para mí es muy importante que un edificio no sea sólo un contenedor de algo, no puede aislarse del resto de la ciudad, y esas alas que se abren son otra forma de comunicar con la urbe", explicó el arquitecto. Respecto a que se convierta en un nuevo símbolo urbano, comenta que "eso es lo fascinante de trabajar en Estados Unidos. En Europa es muy difícil construir algo y que se convierta en un icono porque las ciudades tienen siglos de historia, pero aquí los símbolos del futuro se construyen ahora".

Sobre el premio que recibió ayer en Washington, considerado el máximo galardón al que un arquitecto puede aspirar en Estados Unidos, Calatrava trató de ser modesto. "Hay que recibir los premios con humildad y en mi caso creo que lo que demuestra es que este país mantiene, como siempre ha sido, su vocación de acogida".

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