El Salón Circuit aborda el reciclaje con una revisión de estéticas pasadas

La apretada agenda de ayer comenzó con la última jornada de Gaudí y la apertura del festival de moda Circuit. Mientras la pasarela terminaba en un tono bajo, en el que sólo puede destacarse el coherente trabajo del vigués Cristóbal Vidal, el Salón Circuit estrenaba un nuevo formato concentrando su oferta en un espacio único de 7.000 metros cuadrados con una gran afluencia de público y prensa internacional.

Circuit tiene más que sobradas razones para existir. Por un lado, como salón alternativo de moda, y por otro, como planteamiento comprometido que va de la ecología y el reciclaje al cultivo de lo marginal y minoritario. En esta tónica se enclavan las ofertas de ayer: un clásico de la contracultura y lo alternativo como David Valls abrió un desfile donde se volvieron a encontrar las superposiciones, los juegos de textura y la descontextualización de la prenda deportiva representada por una chaqueta de chándal que se alarga y se forra con la piel de los osos de peluche.

A continuación, Ángel Vilda mostró una conseguida colección donde predomina la combinación del rosa con los marrones aderezada con gris humo en panas, lanas y algodones. Su primer sello fue el uso de estampados tradicionales ingleses, desde liberty a morris, que siempre transmiten feminidad. Destacar las siluetas trapecio, los pantalones tweed a la rodilla con bajo vuelto y un concepto envolvente que en cierto sentido glosa el conceptualismo inglés. Carles López no defraudó y presentó una colección a base de marrones y negros con punto artesano y lanas de espiga. Su hombre duro usa arnés y sujeciones en cuero, arropándose con gabardinas y ponchos.

Cristóbal Vidal demostró en la última jornada de Gaudí su estilo con unos abrigos estructurados y unos híbridos entre falda y pantalón para hombre. Sin embargo, el desfile de este vigués supo a poco, ya que tuvo que compartir horario con Lola Blanquer y Joan Pastor.