Las organizaciones agrarias prevén fuertes subidas de precios en las hortalizas dañadas por el frío

Numerosos municipios del interior de Andalucía volvieron a registrar ayer temperaturas bajo cero de madrugada, pero la ola de frío dio una tregua a las comarcas del litoral. Aún así, las organizaciones agrarias mantienen que el daño ya está hecho en comarcas de Sevilla y Cádiz y, sobre todo, en miles de explotaciones de Almería y Granada. Los técnicos de Asaja, UPA y COAG comprobaron que las pérdidas en hortalizas, patatas, almendra o frutos tropicales superan el 80% en varias zonas y advirtieron de una inmediata subida de precios ante el notable recorte de la producción.

Los técnicos de las organizaciones agrarias aún no se atreven a cuantificar como repercutirá en los mercados la pérdida de cosechas completas de hortalizas de temporada en numerosas explotaciones de invernadero y al aire libre. Pero indican que el Ministerio de Agricultura ya apreció subidas notables en tomate y lechuga a finales de la semana pasada, al principio de la ola de frío. Y UPA aseguró que en algunos mercados andaluces ya se han elevado los precios "hasta un 80%" en varias hortalizas (tomates, pimientos, calabacines, judías verdes, berenjenas) y en las patatas.

Lo que también tienen claro las organizaciones agrarias es que esa subida de precios apenas repercutirá en los bolsillos de los agricultores. "El que paga es el consumidor, pero se beneficia el intermediador especulador, no el agricultor", dijo a Europa Press el secretario regional de Asaja, Miguel Afán de Ribera. UPA también consideró que, debido la carestía de algunos productos, los intermediadores subirán los precios para mantener sus márgenes de beneficios, un incremento que apenas repercutirá en los agricultores, según la organización agraria. En un comunicado, UPA recalcó que el precio de venta al público puede llegar a ser cuatro veces superior al de origen. Y abogó porque la Junta de Andalucía obligue al doble etiquetado para que el consumidor aprecie esas diferencias.

El recuento de las pérdidas volvió a mostrar la grave situación que enfrenta el campo andaluz después de las heladas y de tres meses sin apenas lluvias. Según el balance de COAG, la peor parte se la ha llevado las comarcas del Levante almeriense, con pérdidas en hortalizas que varían entre el 80% y el 100% de la cosecha. Daños muy similares se han detectado en la costa granadina, donde además también se da por perdida la cosecha de aguacate. En Granada y en Málaga también se ha visto muy afectado el cultivo de almendro.

Otros cultivo muy afectados, en casi todas las explotaciones, han sido el de la patata extratemprana y el de la remolacha de secano, que se ha levantando para intentar la resiembra en muchas fincas. En las comarcas de Sanlúcar, Conil y Chipiona, según COAG, se han perdido casi totalmente los cultivos hortícolas, y el frío también ha perjudicado el desarrollo de la flor cortada. Otra zona muy afectada es la de Los Palacios (Sevilla), sobre todo en explotaciones de tomates, calabacines y pimientos. Los daños también alcanzan a los cítricos, el melocotón y la fresa; los freseros onubenses prevén pérdidas cuantiosas ya que ahora es la época de mayor ventaja comercial con relación a otros competidores y la producción está muy retrasada.

Zona catastrófica

Las organizaciones agrarias reiteraron ayer su petición de declaración de zona catastrófica en comarcas almerienses y granadinas para agilizar el cobro de ayudas. Los agricultores reclaman no sólo ayudas directas para volver a cultivar. También plantean exenciones fiscales (módulo 0 en IRPF y condonación del IBI rústico) y de las cuotas de la Seguridad Social, así como un trato financiero especial.

El delegado de la Consejería de Agricultura en Almería, Juan Deus, admitió que en los invernaderos de Níjar las pérdidas superan el 80% aunque señaló que la cuantificación global de daños aún tendrá que esperar unos días. Deus se mostró abierto a estudiar las reclamaciones de los agricultores y anticipó que la Consejería de Agricultura negocia con Unicaja y Cajamar, entre otras entidades financieras, asumir los intereses que tienen que pagar por sus créditos los agricultores y una línea de préstamos blandos para que los agricultores puedan abordar nuevas inversiones.