_
_
_
_
Reportaje:

Los estragos de la gripe

El virus más vigilado del mundo ha conseguido colapsar hospitales y servicios funerarios en unas semanas

Patricia Ortega Dolz

Ha entrado en multitud de hogares españoles, se ha metido en la cama con miles de personas dejándolas doloridas y ha colapsado las urgencias de los hospitales. La gripe ha vuelto a hacer estragos y, en relación a los últimos años, ha rebasado todas las estadísticas alcanzando cotas nacionales de más de 540 casos por cada 100.000 habitantes. La curva ha empezado ya a descender y la enfermedad parece que está remitiendo a la par que los hospitales y los centros de salud recuperan la normalidad.

Pero qué virus es éste para el que nos preparamos cada año con millones de vacunas (se fabrican 400.000 millones de dosis para todo el mundo) y que se cuela por el más mínimo resquicio. Qué clase de agente vivo es éste que, siendo el más vigilado del mundo (existen cuatro centros internacionales en colaboración con la OMS que cruzan la información de 83 países), no sólo pone a prueba la salud de la población sino la de los propios sistemas de salud.

Existe una red de "médicos centinela" que vigilan la evolución de la enfermedad desde su detección. Este año la gripe hizo su aparición estelar en España en las últimas semanas de diciembre y adquirió la categoría de epidemia a principios de enero, cuando alcanzó su punto álgido y provocó más de 700 casos por cada 100.000 habitantes en comunidades como el País Vasco y Cataluña, donde se colapsaron las urgencias de los hospitales e incluso las de los servicios funerarios, en el caso de Cataluña.

"Es un brote más persistente y más intenso que otros años", comenta Ricardo Gómez, jefe del servicio de Medicina Interna del hospital Carlos Haya de Málaga, en el que han tenido que reforzar las urgencias y aumentar la disponibilidad de los ingresos habilitando plantas del hospital materno-infantil. "La gripe ha generado, sobre todo en personas con enfermedades crónicas, una descompensación de las afecciones cardiorrespiratorias. Es la primera vez que hemos tomado esas medidas", explica.

Pero la gripe no hace su entrada triunfal cada año por casualidad. Se produce siempre en la misma época, de ahí que se diga que sigue "un patrón estacional", y siempre empieza en el hemisferio norte y va hacia el sur. La razón es simple. El virus busca las condiciones óptimas para desarrollarse y son las bajas temperaturas y la falta de humedad las que despiertan a este microorganismo, de forma esférica casi siempre, aunque también puede tener formas filamentosas.

No obstante, lo que caracteriza a este virus no es tanto su forma a los ojos del microscopio como su capacidad de cambio. Es un virus camaleónico, un ser mutante por naturaleza, que va adquiriendo nuevas formas a medida que se reproduce y se deja influenciar por los organismos que habita, quizá de ahí su nombre científico: "Influenzavirus". Porque el término "gripe" lo inventaron los alemanes hace 400 años y proviene de la palabra "gruppen", que significa "temblar de frío, sentirse mal", básicamente los síntomas de la gripe.

Pues bien, la infección respiratoria conocida por ese nombre y que es la que más comúnmente afecta a los humanos, puede estar producida por tres virus distintos. El A, el más virulento y "esquizofrénico", que no sólo muta ligeramente, sino que no le importa cambiar por completo de personalidad para convertirse en otro y, por eso, ser capaz de crear la tan temida pandemia; el B, que muta un poco menos y da lugar a brotes de intensidad media, y el C, que puede llegar a pasar desapercibido. Este año el tipo que predomina es el A, como otros años, según las pruebas de sudoración analizadas en los laboratorios. Por ejemplo, en Madrid, de las 28 muestras recogidas, 26 eran tipo A y dos tipo B.

"De esos cambios en la vida del virus es de los que depende la eficacia de la vacuna", explica la portavoz de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid y vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología, Rosa Ramírez. "Porque cada año la OMS decide la fórmula de la vacuna en función de las manifestaciones del virus que se han detectado. Normalmente la vacuna contiene los tipos A y B y debería proteger suficiente. De hecho, sólo de un 5% a un 12% de los vacunados resulta infectado. Ninguna vacuna es segura al 100%, pero cuanto más se parezca al virus circulante mejor será", asegura Ramírez. "En todo caso, la vacuna siempre palia su la incidencia", dice.

Los especialistas hablan de que el proceso de la gripe "es benigno si la persona es sana pero, si no, puede descompensar la enfermedad de base y ser más grave", explica Carlos Villasante, jefe de sección del servicio de Neumología del hospital La Paz en Madrid. De hecho, como recuerda Ramírez, "siempre se produce una sobremortalidad", aunque no es cuantificable porque las muertes no se registran como provocadas por la gripe sino por la patología de base. "En La Paz también hubo que redistribuir enfermos hacia otras plantas como las de cirugía y traumatología y retrasar intervenciones quirúrgicas. Nuestro servicio tiene 33 camas y hemos tenido hasta 112 enfermos, aunque hoy (por el viernes) quedan 73", comenta Villasante.

El virus es fulminante. "Tiene un periodo de incubación muy rápido. Máximo: 72 horas", explica Manuel Cid, miembro de la red centinela. Y su capacidad de contagio radica en que se transmite por el aire en forma de diminutas gotitas. Basta con hablar para que el volátil virus alcance su puerta de entrada: las mucosas del tracto respiratorio. "Así que, si uno está enfermo, que se quede en casa, porque prevenirla sin estar vacunado es casi imposible", dice Cid.

El gran temor hoy es la pandemia. El miedo a que el virus adquiera una forma desconocida para la que no haya vacuna y corra como la pólvora por todo el planeta. Es el famoso caso de la gripe aviar, que obligó hace años a miles de asiáticos a cubrir sus rostros con mascarillas. No suelen producirse contagios entre especies pero el cerdo, que alberga un virus similar al del humano, podría servir de intermediario. Según Cid, "por raro que sea, no es seguro que pueda desarrollarse en cualquier parte". Esperemos que no sea tan hábil.

Vista de una de las salas de urgencias del hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Vista de una de las salas de urgencias del hospital Vall d'Hebron de Barcelona.MARCEL·LÍ SÁENZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_