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Reportaje:

Agua limpia al Cantábrico

La depuradora que tratará las aguas residuales de Donostialdea entrará en funcionamiento el próximo mayo

Mikel Ormazabal

Faltan cien días para que entre en funcionamiento la depuradora de Loiola, la compleja maquinaria que purificará las aguas residuales producidas por San Sebastián y los nueve municipios de su periferia que en la actualidad son vertidas sin tratamiento ninguno al mar Cantábrico. Su puesta en marcha supondrá la culminación del proceso de saneamiento integral de la comarca de Donostialdea y, con ello, la eliminación de un importante foco de contaminación marina.

La Estación depuradora de aguas residuales (Edar) de Loiola será inaugurada a comienzos del próximo mes de mayo, tras casi cinco años de obras y un desembolso de 30,3 millones de euros que ha financiado al completo la Confederación Hidrográfica del Norte, dependiente del Ministerio de Fomento. Está situada en el barrio de Loiola, junto a las instalaciones de la Hípica de San Sebastián y de los cuarteles del Ejército.

La instalación ha costado 30 millones y prestará servicio a 650.000 habitantes

Hasta esta gran instalación llegarán, a través de un laberíntico entramado subterráneo formado por decenas de kilómetros de colectores, estaciones de bombeos e interceptores, las aguas sucias que evacuan las 302.000 personas que habitan en San Sebastián y su entorno (Pasaia, Lezo, Oiartzun, Rentería, Astigarraga, Hernani, Urnieta, Lasarte-Oria y Usurbil).

También tratará las procedentes de cuatro papeleras y otras industrias de la comarca, lo que supondrá dar servicio a "una población equivalente a 650.000 habitantes", según explicó ayer el presidente de Aguas del Añarbe, Enrique Noain, durante la visita oficial a las obras de los representantes municipales.

La depuradora tiene capacidad para recibir 4.500 litros de agua por segundo, aunque podría ampliarse hasta 6.000 litros. Está previsto que trabajen unas 30 personas y funcionará 24 horas durante los 365 días del año. Los costes de explotación, informó Noain, están calculados en 3,5 millones anuales.

En la Edar de Loiola convergen los colectores de Santa Catalina, Herrera y Urumea, que conducen las caudales fecales procedentes de San Sebastián, Pasaialdea y el corredor Astigarraga-Urnieta, respectivamente. Falta por conectarle un cuarto ramal, con las aguas de Lasarte-Oria y Usurbil, que culminará todo el circuito de saneamiento. Esta obra está aprobada por Fomento con un presupuesto de 27 millones.

Una vez culminado todo el ciclo de depuración de las aguas, el enorme pulpo de Loiola las aliviará en el mar a través de un túnel subterráneo conectado con el emisario submarino de Mompás, una tubería gigante que en la actualidad suelta los vertidos a un kilómetro de distancia de la línea de costa.

Para lanzar las aguas limpias al Cantábrico, la Edar somete las aguas residuales a un avanzado proceso de depuración que comienza con el filtrado de los materiales sólidos flotantes mayores de seis milímetros y la retirada de las arenas y grasas, que son depositados en vertederos. A continuación, un tratamiento biológico consigue separar el agua de los fangos contaminantes, con lo que ya está lista para ser vertida al mar, explicó Felipe Román, de la Confederación Hidrográfica del Norte.

La fase decisiva del proceso, que supone el 50% de la inversión de la instalación, es el tratamiento de los fangos, que contienen toda la carga tóxica que se extrae del agua. Estos lodos se introducen en unas enormes ollas sin oxígeno (digestores anaerobios) que producen un biogás que resulta aprovechable como energía eléctrica por la propia depuradora.

El fango resultante, inodoro y químicamente estable, tendrá como destino la empresa Cementos Rezola, con la que ya se han establecido contactos, aunque también podría enviarse a una incineradora. Al año podrían almacenarse unas 12.500 toneladas de fango.

Román aseguró que la Edar se ha dotado de las más modernas tecnologías para reducir al máximo la emisión a la atmósfera de gases malolientes.

Para el adecuado funcionamiento de esta infraestructura, aseguraron sus responsables, será necesario que las empresas papeleras y químicas que encaucen sus aguas sucias a la Edar se doten de sistemas de depuración previa con el fin de aminorar la carga contaminante de sus vertidos.

La depuradora se inaugurará con la presencia de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que fue precisamente quien firmó en julio de 1994, entonces como secretararia de Estado del ramo, el convenio que ha permitido completar la red integral de saneamiento de Donostialdea. Este sistema (la depuradora y todos los colectores subterráneos) ha requerido una inversión total de 184 millones de euros, de los que el Estado ha financiado el 38%.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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