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El Gobierno planea convertir el INAEM en agencia estatal para agilizar su gestión

Cultura acomete una profunda reforma de los centros y compañías de danza, teatro y música

Jesús Ruiz Mantilla

Será una reforma profunda y ambiciosa. Afectará a todos los espectáculos que dependan del Estado y tiene como objetivo flexibilizar la gestión de los centros y las compañías públicas de danza, teatro y música, "obsoleta", según sus actuales responsables. Para ello, el Gobierno planea transformar el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) en una agencia estatal que introduzca cambios en la gestión de los organismos que dependen del mismo para agilizar su funcionamiento. "Todo lo que sea flexibilizar su estructura será bienvenido", dice José Antonio Campos, director del INAEM.

"O engrasamos las máquinas o cerramos los teatros", asegura Gerardo Vera
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Lo adelantó la ministra de Cultura, Carmen Calvo, en su primera comparecencia ante el Congreso. "Se va a promover una revisión en profundidad de los procedimientos y mecanismos administrativos del INAEM, que en algunas áreas de actuación se han mostrado obsoletos y poco adecuados a la realidad de la gestión artística", afirmaba la titular.

Como ejemplo, valgan los conflictos con la Orquesta Nacional de España -que en las últimas temporadas promovió paros-, las huelgas que vivieron los teatros públicos en la pasada legislatura por problemas laborales, la lentitud generalizada de toma de decisiones para un sector vivo y dinámico como el teatro... Nada puede funcionar sin el visto bueno del ministerio, todo lo tiene que firmar el director del INAEM, desde la contratación de un cantante para el teatro de la Zarzuela a la incorporación de unos figurantes para el Centro Dramático Nacional. Y esa situación, para algunos de sus responsables, es insostenible, anticuada y poco realista.

Pero la reforma está en marcha y todos los responsables de los teatros y los cuerpos que dependen del ministerio se muestran expectantes y esperanzados, aunque también cuenta con sectores que lo ven con escepticismo y preocupación, como los sindicatos. La idea y el plan es que el INAEM quede bajo el paraguas de la nueva ley de agencias del Estado que prepara el Ministerio de Administraciones Públicas y que también va a afectar a otros organismos como la Dirección General de Tráfico o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Eso supondrá flexibilidad en asuntos de gestión y una realidad muy diferente en apartados económicos y laborales, apuntan desde el INAEM, que afectaría a la financiación de los teatros y cuerpos que dependen del organismo -el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el teatro de la Zarzuela, la Orquesta y Coro Nacionales, el Centro Nacional para la Difusión de la Música Contemporánea, la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional- que buscarían nuevos recursos, tendrían libertad para incorporar patrocinios y fondos aparte del presupuesto anual que les otorgara el Ministerio de Cultura, algo para lo que la actual estructura pone varias trabas.

Otro cambio sustancial afectaría al campo laboral para un organismo que cuenta con 1.200 empleados. En los años ochenta, cuando se fundó el INAEM, existía una aspiración que con el tiempo ha resultado poco efectiva en el campo de los espectáculos como fue el convenio único, algo que se sustituirá por otras fórmulas. Ahí es donde los sindicatos -que han dado una tregua en todos los conflictos que existían con el Gobierno anterior, pero no los han cerrado hasta ver qué alternativas proponen los nuevos responsables- avisan ya de que esperan el proyecto con más preocupación, como dice Dionisio Rodríguez, representante de Comisiones Obreras. "La ley de agencias puede ser una solución para muchas cosas, pero me temo que también es una maniobra de laboralización de lo público y un camino que puede llevar a la destrucción de empleo en el campo de la cultura", asegura Rodríguez, que es músico de la Orquesta Nacional.

Sin embargo, la esperada reforma es algo que muchos de los responsables de los centros públicos del INAEM esperan como el maná. Empezando por el director del organismo, José Antonio Campos. "Todo lo que sirva para modernizar el INAEM será bienvenido", asegura Campos, que trabajaba también en la Administración cuando se creó, a principios de los ochenta, el actual instituto público. "Fue válido para aquellos años, pero hoy está anquilosado y excesivamente centrado en la figura del director. Es muy importante otorgar autonomía a cada uno de los responsables en el mando de cada unidad de creación", dice.

Gerardo Vera, director del CDN, del que dependen el teatro María Guerrero y la sala Olimpia, que se reabrirá pronto, también reza para que venga pronto la reforma. "Como dice nuestro actual responsable, José Antonio Campos, o engrasamos las máquinas o cerramos los teatros", asegura Vera. "Esta reforma es crucial para continuar en un mundo cambiante y en constante movimiento como es el teatro. La actual estructura del INAEM resulta obsoleta", añade.

Lo mismo cree Luis Olmos, director de la Zarzuela. "Ganaremos en muchos aspectos. Es una reforma muy esperada que debe acometerse cuanto antes, como ya ocurre con otros teatros estatales como los públicos catalanes, que funcionan con mucha más autonomía", agrega Olmos.

La búsqueda de recursos propios ayudará y mucho. El modelo que muchos defienden es parecido al que tiene hoy el Real, aunque el caso de éste es diferente porque se creó por el acuerdo de dos administraciones, la estatal y la autónoma, y en el de los centros del INAEM sólo dependerán de la estatal. "Pero eso no debe excluir que quienes dependen del mismo no puedan buscar financiaciones o aportaciones de otras administraciones y, por supuesto, patrocinios privados", asegura Campos.

La Orquesta Nacional de España (ONE), durante un concierto en el Auditorio Nacional de Madrid.
La Orquesta Nacional de España (ONE), durante un concierto en el Auditorio Nacional de Madrid.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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