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ELECCIONES EN IRAK

Faluya vive las elecciones con indiferencia y sin fe en la política

Los carteles electorales prometen un futuro mejor para Faluya. Pero pocos de sus habitantes confían en que las elecciones del día 30 les ayudarán a reconstruir la ciudad tras la ofensiva estadounidense. Ni siquiera los que muestran algún interés en votar saben quiénes son los candidatos.

"¿Esto es la democracia que traen las elecciones?", se pregunta Majid Muhammad mientras señala un edificio que quedó reducido a escombros cuando las tropas estadounidenses e iraquíes irrumpieron en la ciudad, el pasado noviembre. Y añade: "¿Cómo podemos votar después de esta destrucción? No tenemos fe en la política; no creo que nadie vote en Faluya".

Una alta participación en Faluya daría credibilidad a los comicios y reforzaría la tesis del Gobierno interino, según la cual el avance de la democracia contribuirá a acabar con la insurgencia. Pero la democracia es difícil de vender en una ciudad donde el sentimiento antiestadounidense está muy extendido y las preocupaciones de la gente no son las listas electorales, sino reconstruir sus casas tras los bombardeos y hacer frente a la falta de agua y de luz. Además, muchos de sus habitantes son suníes, la minoría en la que Sadam Husein se apoyó para gobernar.

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"No tenemos ni idea de quiénes son los candidatos", afirma en la puerta de su casa el comerciante Jamis Merdis, quien explica el porqué: "No podemos ver la televisión porque no tenemos electricidad".

Los centros de votación aún son secretos y nadie conocerá su ubicación hasta poco antes de las elecciones para impedir los actos de sabotaje. Los candidatos que se presentan tienen un riesgo muy alto de ser objeto de atentado, con lo que casi nadie hace campaña. "No puedo nombrar ni siquiera a un solo candidato", dice Saad Yasin.

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Para muchos de los habitantes de la ciudad, ir a las urnas el día 30 sería una pérdida de tiempo. "Todos sabemos que los estadounidenses controlarán estas elecciones", opina el carpintero Ahmed Yasin, de 27 años. "Mientras los estadounidenses estén aquí, habrá violencia", concluye.

Las aglomeraciones el día de las elecciones difícilmente se formarán en los colegios electorales. Lo más probable es que la cola más larga sea en el centro de distribución de comida, donde los iraquíes aguardan su ración mensual de comida. Pocos parecen tomarse en serio los carteles que aseguran que su futuro depende de las urnas.

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