Zapatero inicia su primera gira por Latinoamérica sin visitar Caracas
El presidente viajará durante cuatro días por Brasil, Argentina y Chile
José Luis Rodríguez Zapatero ha elegido unas fechas inusuales para realizar su primera gira por Latinoamérica como presidente del Gobierno. Zapatero llegó anoche a Brasilia para iniciar un periplo que proseguirá, sucesivamente, en São Paulo, Buenos Aires y Santiago de Chile, que están en pleno verano austral. Una quinta escala en Caracas fue descartada por el gabinete de la Presidencia ante los problemas políticos que planteaba en estos momentos la visita a Hugo Chávez. La gira se reducirá a cuatro días por exigencias de la agenda del presidente.
El objetivo de la escala en Venezuela, que la parte española quería reducir a poco más de la hora que el avión presidencial necesita para repostar en su vuelo de retorno, era apetitoso: se trataba de concretar las promesas que el líder venezolano hizo en noviembre en Madrid de encargar unos buques tanqueros que serían la primera buena noticia para Izar tras la aprobación por Bruselas de su plan de reestructuración. El Gobierno confiaba incluso en lograr añadir al pedido alguna patrullera y aviones de transporte.
La escala venezolana planteaba, sin embargo, problemas políticos serios, sobre todo en estos momentos de gran tensión diplomática entre Venezuela y Colombia por el apresamiento, y posterior traslado clandestino a su país, de un guerrillero de las FARC. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, vendrá a España en viaje de Estado el 7 febrero, dos días antes de que el presidente de México, Vicente Fox, llegue a Madrid en visita de trabajo. Todo ello contribuía a que este segundo encuentro con Chávez en tres meses resultara poco correcto desde el punto de vista diplomático. Zapatero ha tenido que anteponer, por este motivo, la honra a los barcos. Fuentes gubernamentales indican que los contratos que el presidente hubiera querido firmar apresuradamente tampoco estaban listos.
Superado el incidente derivado de la filtración a los medios de este proyecto de escala inconcluso, y la inquietud que había suscitado en sectores de Exteriores relacionados con el asunto, la primera gira latinoamericana de Zapatero recupera su dimensión original en los tres países más importantes para España de América Latina si se exceptúa a México, donde el presidente ya estuvo en las primeras semanas de su mandato.
Brasil, Argentina y Chile suman los dos tercios de la población del subcontinente y las tres cuartas partes de su territorio, además de inversiones españolas por 83.500 millones de dólares (63.257 millones de euros), que vienen a representar el 83% del esfuerzo de las empresas españolas en el mundo latinoamericano. Sólo Estados Unidos supera estas cifras.
Argentina, con 45.500 millones de inversión española acumulada entre 1991 y 2004, es el primer objetivo de lo que se llamó "la segunda conquista" española al calor de las tensiones que precedieron y sucedieron a la profunda crisis de hace tres años. Zapatero tiene previsto conversar durante aproximadamente hora y cuarto con el presidente argentino, Néstor Kirchner, que le ofrecerá, además, una cena de gala. Sin duda abordarán los problemas de las empresas españolas, sobre las que Kirchner expresó sentimientos contradictorios en las dos veces que estuvo en Madrid durante los últimos 15 meses.
Esos problemas -centrados en las tarifas de los servicios que prestan empresas como Repsol-YPF, Telefónica, Endesa o Aguas de Barcelona, y en los vaivenes jurídicos que han sufrido todas las inversiones españolas al hilo del descalabro económico- siguen planteados, como sigue pendiente el proyecto del ley de servicios públicos que prepara el Gobierno argentino. El clima parece, sin embargo, más relajado tras el cambio amable de lenguaje introducido por Zapatero y el relevo en la dirección local de los grandes intereses españoles en Argentina.
Kirchner está centrado, sin embargo, en la renegociación de la deuda con los acreedores privados europeos, que no se resolverá hasta el mes que viene, y no es probable que, hasta entonces dé paso alguno en los asuntos que interesan a los españoles. El presidente argentino pretende firmar una declaración conjunta con Zapatero, pero no el responder a las preguntas de los informadores.
En el caso de Brasil, que acumula 27.000 millones de dólares de inversión española y se consolida como destino económico preferente, el objetivo del Gobierno es actualizar y potenciar la declaración de interés bilateral estratégico que el ex presidente José María Aznar y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva firmaron en Bolivia, durante la Cumbre Iberoamericana de noviembre 2003.
Ese acuerdo ha tenido escaso cumplimiento y Zapatero desea reactivarlo. La cooperación hispano-brasileña en proyectos como la normalización de Haití, primera iniciativa de Defensa que el presidente español querría ver realizadas en el ámbito iberoamericano, o la Alianza contra el Hambre, concretan el clima de entendimiento. Zapatero aprovechará la ocasión para impulsar la Alianza de Civilizaciones que promueve en el marco de la ONU, y la expansión del Instituto Cervantes, que aspira a abrir más de siete centros en este país.
La comunidad de lenguaje es total con Ricardo Lagos, que conjuga un discurso de izquierdas, como los otros dos líderes que visitará Zapatero, con la gestión absolutamente ortodoxa desde el punto de vista económico de un país, Chile, en el que la inversión española se desarrolla sin grandes problemas, tras sumar 11.000 millones de dólares.
El presidente del Gobierno viajará acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa, y por los ministros de Exteriores e Industria, además de varios secretarios de Estado, y estará de regreso en Madrid en la madrugada del viernes.
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