Un programa para pasar a la historia
El nuevo periodo arranca con una guerra inacabada y un plan de reforma social controvertido
George W. Bush juró ayer por segunda vez su cargo con la vista puesta en la historia. Audaz y radical en un primer mandato definido por lo inesperado -los atentados del 11-S-, el presidente arranca el segundo con una guerra no terminada y con un programa de reformas que tratan de cambiar sectores socioeconómicos muy importantes en la sociedad estadounidense. Las dudas que esas reformas despiertan y las complicaciones en Irak elevan al máximo la apuesta de Bush: a la historia se pasa de muchas maneras, como demuestran los segundos mandatos de Clinton, Reagan y Nixon.
Después de haber logrado diez millones de votos más que en el año 2000 y con los demócratas prometiendo resistir, pero sin un plan ni un partido listos para la batalla, el presidente ha cambiado a 9 de sus 15 ministros y parece rebosar energía para abordar sus ambiciosos planes:
- Política exterior. Extender la libertad en el mundo, especialmente en Oriente Próximo, es el lema, pero los reveses de Irak plantean el desafío más complicado para Bush. "Estaremos allí hasta cumplir la misión", es la imprecisión que repite. Las tropas deberían empezar a volver este año, pero la situación impide los pronósticos: depende de la seguridad que los iraquíes puedan darse. Bush viaja a Europa dentro de un mes para tender una mano a los aliados, pero el nuevo pragmatismo no renunciará a un principio básico: la seguridad de EE UU es lo primero. Seguirá la guerra contra el terrorismo y la presión sobre Corea del Norte e Irán para que no desarrollen armas nucleares. Habrá más cooperación con la ONU y los organismos internacionales, siempre que "sean eficaces".
- Pensiones. La reforma del sistema creado hace 70 años es uno de los empeños de Bush, que cree que la explosión de jubilados del baby boom, a partir de 2008, creará una crisis, lo que parece una exageración a sus adversarios e incluso a muchos republicanos.El objetivo es sentar las bases de una "sociedad de propietarios" permitiendo a los empleados jóvenes desviar parte de sus deducciones a fondos privados que cotizarán en Bolsa para redondear sus futuras pensiones.
- Fiscalidad. La Casa Blanca quiere simplificar el complejo procedimiento fiscal y de paso estimular las inversiones y el ahorro y hacer permanentes los recortes de impuestos que en tres ocasiones ha aplicado Bush.
- Daños y perjuicios. La reforma más popular de Bush: se trata de limitar las cantidades que compensan a las víctimas de los juicios, que no sólo se han disparado, sino que, a la hora de la verdad, se quedan en manos de sus abogados y de los costes legales y administrativos.
- Educación. Tras la reforma de la enseñanza básica del primer mandato se trata ahora de abordar la secundaria, incrementando las exigencias para los estudiantes.
- Emigración. Cambiar las viejas normas y resolver el problema de los ocho millones de indocumentados es -por la oposición de demócratas y de parte de los republicanos- una de las reformas con menos probabilidades.
- Déficit. Con la reforma de las pensiones, los gastos en educación y salud y los recortes fiscales, parece complicado el objetivo de reducir a la mitad el déficit presupuestario, que roza el 5% del PIB. Aun así, la Casa Blanca cree que lo puede hacer.
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