... frente a la estrategia 'abc'
Todos los activistas coinciden en recomendar la estrategia abc para prevenir la transmisión del VIH ("a" de abstinencia, "b" de fidelidad -be faithful en inglés- y "c" de condones), que defendió el martes el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.
La consagración de esta estrategia llegó en noviembre pasado, en un artículo publicado en la revista médica The Lancet. Este texto señalaba que "los tres aspectos son esenciales para reducir la incidencia del VIH, aunque el énfasis en cada uno debe variar en función de la población a la que se dirija".
Y es precisamente en el énfasis donde las interpretaciones chocan. The Lancet señala, por ejemplo, que para la población más joven y virgen lo más seguro es seguir el orden alfabético (retrasar el inicio de las relaciones sexuales, ser fiel a una pareja no infectada y, si no se puede o se quiere tener relaciones con una sola persona, usar preservativos).
Este mensaje, llevado al extremo, es el que aplica el Gobierno de EE UU a la hora de repartir subvenciones entre ONG, de manera que prima a las que impulsan la castidad, y es el que predica -parcialmente- el Vaticano, que se queda en la "a" y la "b" y niega la "c".
Pero dar prioridad a la abstinencia y la fidelidad es "poco realista" en la mayoría del planeta, según la mayoría de los expertos, desde Onusida y ONG al Plan Nacional sobre el Sida español.
En muchos lugares, las mujeres no escogen cuándo ni con quién tienen relaciones. Las violaciones o los matrimonios con hombres infectados hacen que en algunos países africanos la incidencia de sida entre muchachas casadas sea mayor que entre sus compañeras.
Por eso, mientras no se disponga de una vacuna, de condones femeninos o geles vaginales antivirales, los expertos coinciden en la prevención pasa necesariamente por el condón.
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