Los bancos japoneses retrasan el canje de su deuda argentina

El canje de deuda argentina en Japón previsto para mañana lunes, no se hará debido a que ninguna institución financiera local está dispuesta a asumir una gestión llena de complicaciones administrativas, según informó ayer la prensa económica de Japón. Según el diario Nihon Keizai, el banco Tokyo-Mitsubishi y otras entidades han manifestado que su obligación de proteger a los actuales propietarios de bonos les impide administrar los nuevos instrumentos propuestos por el país sudamericano.

El Gobierno argentino presentó el 28 de diciembre pasado a las autoridades financieras de la región de Kanto, en la que está situada Tokio, documentos para la emisión de nuevos bonos en Japón, dice la información. Sin embargo, continúa, el lanzamiento de nuevos bonos que ha sido frenado por la reticencia de las instituciones a asumirlos debido a las "dificultades administrativas" de la operación.

El número de propietarios en Japón de los llamados bonos samuráis de Argentina se estima entre 30.000 y 40.000, la mayoría de ellos inversores individuales. El jueves pasado en Nueva York, el Comité Global de Tenedores de Bonos Argentinos (GCAB, en inglés) expresó su rechazo al canje de deuda argentina citando el incumplimiento del país latinoamericano en lo referente al cese de pagos y a la falta de confianza en la reestructuración propuesta.

El grupo estadounidense afirmó que Argentina está en condiciones económicas de mejorar su oferta y aseguró que los únicos tenedores de bonos en condiciones de aceptarla serán aquellos sin alternativa, como los bancos locales y los fondos de pensiones.

Argentina planea canjear bonos por 81.800 millones de dólares, incluyendo 2.100 millones de intereses impagados al 31 de diciembre de 2001, cuando el país declaró el cese de pagos, por deuda nueva valorada en 38.500 millones de dólares. Si la aceptación es igual o mayor al 70% ciento, la emisión será de 41.800 millones de dólares. En el primer día de canje de deuda el pasado viernes las entidades financieras se suscribieron casi un 30% de la deuda.