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El presidente Ciampi visita la zona azotada por la Camorra

Enric González

El presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, visitó ayer Scampía, la zona cero de la guerra entre clanes camorristas napolitanos. El paseo presidencial por el barrio más violento y desesperado del país intentó expresar el apoyo de las instituciones a los vecinos ajenos a la Camorra, condenados a convivir con uno de los mayores supermercados europeos de la droga y, desde enero de 2004, a asistir casi cotidianamente a los homicidios y agresiones causados por la guerra entre el clan Di Lauro y el grupo de los escindidos. En 2004, los muertos ascendieron a 43. En esta semana son ya cuatro. Uno de ellos se produjo ayer mismo, poco después de que Ciampi abandonara el barrio.

En Scampía residen más de 44.000 personas. Unas 300 salieron a la calle para recibir a Ciampi, quien insistió en que ni el Estado ni la sociedad podían encogerse de hombros "ante esta cadena de homicidios, este cáncer que corroe nuestra vida". La espiral de violencia desatada por la escisión del clan Di Lauro, que controla gran parte de la distribución de droga en Scampía (un negocio de 500.000 euros diarios), tiende a ser vista a estas alturas con relativa indiferencia: casi todas las víctimas pertenecen a la Camorra, casi todas mueren en una zona determinada, mientras en el resto de Nápoles la vida sigue.

Los escindidos

La primera muerte de 2005 fue la de Crescenzo Martino, de 70 años, padre de uno de los jefes del grupo escindido. Martino fue tiroteado el día 2 por la mañana mientras aparcaba su coche. Tres horas después recibió varios disparos en un bar, cuando tomaba un café, Salvatore Barra, de 30 años, miembro de los escindidos. El mismo día por la noche falleció en un hospital Francesco Rossi, un hombre tiroteado por error el 28 de diciembre: el objetivo de los agresores era Vincenzo Mauri, que estaba a su lado y murió en el acto. La víctima de ayer fue un joven de 20 años con antecedentes penales.

Ciampi se acercó a los bloques de viviendas conocidos como Le Vele (Las Velas) para lamentar su existencia. Scampía empezó a construirse en 1964 como ciudad-dormitorio y a partir de 1970 experimentó un rápido crecimiento, porque acogió, en construcciones gigantescas y controladas desde el principio por la Camorra, a miles de damnificados por el terremoto que asoló Nápoles. Le Vele eran un conjunto de siete edificios casi modélicos, con luz y pasillos exteriores, similares a los de las zonas turísticas. Hoy, con cuatro de los bloques ya derribados, son un ejemplo de degradación urbana.

"Aquí hacen falta árboles, algún campo donde jugar al balón, una piscina, cosas que faciliten la vida de los niños y su integración en la sociedad", afirmó el presidente italiano. El párroco de la iglesia local, Fabrizio Valletti, explicó que el aumento de los servicios y los centros deportivos no resolvería nada por sí solo. En declaraciones al Corriere della Sera, Valletti indicó que los niños de Scampía vivían "al margen de toda forma de organización social convencional".

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