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CATÁSTROFE EN ASIA

Los supervivientes de la tragedia relatan escenas de horror ante olas de 10 metros

"Tuve la suerte de quedar atrapado entre árboles; cuando todo pasó, había perdido a mi hija"

Las escenas de horror se repetían a lo largo de miles de kilómetros de playas en media decena de países. "Yo estaba a la orilla del mar cuando vi que el nivel del mar se elevaba. No me preocupé entonces porque creí que era sólo una ola de inusual tamaño", comentó Chellapa, pescador de 55 años en la ciudad india de Madrás, de 10 millones de habitantes. "Entonces oí un sonido terrible que nunca había oído. Era muy agudo y después se convirtió en un rugido ensordecedor que cada vez era más alto. Salí corriendo y pedí a la gente que se alejara". Diez niños que estaban en la playa murieron.

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"Mi madre fue al puerto a comprar pescado cuando una ola se la llevó", relataba Muthulaksmi, la esposa de un marino en Madrás. "Nos ha llevado una hora encontrar y recuperar su cuerpo".

Entre los muertos del estado indio de Andhra Pradesh se encuentran 32 personas, de las cuales 15 eran menores de edad, que fueron al mar para practicar un rito hindú ante la llegada de la luna llena.

Carreteras y vías de trenes destrozadas, hospitales devastados y cientos de cadáveres en las orillas alrededor de los cuales se agrupaban llorando amigos y familiares. Ése era el panorama. Miles de nativos y turistas presenciaron cómo se abalanzaban sobre ellos muros de agua de hasta 10 metros de alto. En la isla de Sri Lanka, varias carreteras que unen la capital, Colombo, con otras ciudades quedaron bloqueadas por los trozos de casas, árboles y vehículos amontonados unos sobre otros.

En la mayoría de las ciudades afectadas miles de personas abandonaron sus casas y se fueron a las montañas y zonas más altas de las poblaciones. En medio del desconcierto, hubo quien aprovechó para desvalijar hogares y comercios. En Sri Lanka, 300 prisioneros escaparon de la cárcel de alta seguridad de Matara.

P. Ramanamurthy, un residente del estado indio de Andhra Pradesh, declaró: "Vi innumerables barcos de pesca volando en la cresta de las olas; tan pronto estaban arriba como abajo, como si fueran de papel. Algunos barcos se volcaron y los marineros se agarraban a ellos".

Desaparecen las playas

El corresponsal en Singapur de la cadena británica BBC relataba: "Algunos sintieron primero el temblor de la tierra y otros vieron el mar desaparecer de las playas para retornar minutos después como si fuera una pared de nueve metros de alto. Ahora la gente busca a los supervivientes y espera a ver cuáles de los miles de barcos pesqueros que estaban en el mar regresarán a casa".

Chan Marongtaechar, propietario de dos centros turísticos en la isla tailandesa de Phi Phi, donde se rodó la película La playa, de Leonardo DiCaprio, declaró que al menos 200 de sus chalés fueron barridos hacia el fondo del mar junto a muchos de sus empleados y clientes. Las playas de Sri Lanka, Maldivia, Indonesia, Tailandia o Malaisia acogen cada año a turistas procedentes de todo el mundo. Las zonas más afectadas de Sri Lanka han sido precisamente las que, gracias al turismo, reportan mayores ingresos a la isla. Miles de turistas pernoctaban anoche en estadios y salones de banquetes.

"Había heridos y sangre por todas partes", declaró Raeshell Tang, una turista australiana que se encontraba en una playa al sur de Tailandia. "Vi a gente subiéndose a los árboles y los niños arrancados de los brazos de sus madres, y a ellas también arrastradas por la corriente", indicó Jac Allen, un turista británico.

El austriaco Kurt Jost se encontraba ayer desayunando con su pareja en la terraza de un complejo turístico a unos veinte metros de la playa, en la isla tailandesa de Phuket. "En cuestión de segundos, teníamos el agua al cuello", declaró Jost. "En los momentos anteriores ni habíamos visto ni escuchado ninguna ola", precisó. El golpe de agua lo arrastró treinta o cuarenta metros, hasta una mesa de billar. Desde allí vio el efecto del tsunami (ola gigantesca causada por un maremoto). "Por todos lados había gente gritando, sillas, mesas, cubos y todo tipo de cosas de plástico, cajas, botellas, flotando en dirección al mar", recordó.

El turista francés Philippe Gilbert, que se encontraba en una cabaña turística al sur de Sri Lanka, relató a una cadena de televisión francesa cómo una ola enorme se llevó a su hija de cuatro años. "Fui arrastrado por una ola absolutamente monstruosa... He tenido la suerte de encontrarme atrapado entre árboles y de haber podido retener la respiración durante el tiempo suficiente. No tengo ni idea de cuánto ha durado ese momento. Pero después, cuando todo pasó, ya había perdido a mi hijita".

Mauludi, un colaborador de Cruz Roja en Indonesia, contó que se encontraba en la ciudad de Banda Ace cuando oyó como varias explosiones que provenían de la costa. Salió de su casa para investigar qué ocurría y de pronto, a un kilómetro y medio de distancia, vio venir una ola como dos veces más alta que las palmeras de coco. En Banda Ace el aeropuerto se encontraba inundado.

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