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Reportaje:

El adiós a un hospital fantasma

Más de 800.000 euros sufragan la demolición iniciada ayer de la destartalada fachada junto al campus de Leioa

El hospital que quiso ser y que nunca fue pasará dentro de cinco meses a formar parte de la lista de desaguisados en la historia urbana del País Vasco. Este periodo de tiempo, junto con los más de 820.000 euros adelantados por el Gobierno vasco a través de su programa de derribo de ruinas industriales, es lo que la empresa Volconsa estima necesario para la laboriosa demolición de la fachada del frustrado centro hospitalario de Leioa, singular ejemplo de edificio público inacabado que se ha mantenido durante más de 20 años a los pies del campus de la UPV.

Con una evidente satisfacción por liberarse al fin de este "monumento a la nada", el alcalde de Leioa, Karmelo Saiz de la Maza, acompañado, entre otros, del consejero Sabin Intxaurraga y del alcalde de Erandio -localidad a la que pertenece una parte de los 135.000 metros cuadrados del terreno-, destacó ayer el futuro que aguarda a esta zona, conocida como Saltuena, en la que se construirán oficinas, locales para actividades empresariales no contaminantes y locales comerciales.

En su urbanización se utilizarán materiales cerámicos reciclados de los recogidos en el propio derribo. La estructura férrica de la construcción también se reutilizará, para material de fundición. Tras desestimar la viabilidad de una voladura, todo se ha calculado al milímetro. Resulta paradójico, pero real, que su destrucción tenga una mejor planificación que su fallido nacimiento. Iniciada su edificación a finales de los 70 con el fin de trasladar personal y equipamiento del saturado hospital bilbaíno de Basurto, su calificación como monumento histórico por el Gobierno y el rechazo de los mecenas del centro a que fuera vendido y derruido impidió la conclusión de la nueva instalación sanitaria.

Basurto no podía hacer frente al crédito y el edificio inconcluso y el terreno sobre el que se asentaba pasó a manos de la entidad financiadora, el BCH. Su reticencia, años después, a aceptar la declaración de caducidad propuesta por el Ayuntamiento de Leioa permitió la supervivencia de una masa de hierro y hormigón que ha vivido robos varios, e incluso algún accidente mortal.

Dos operarios frente al hospital de Leioa, que espera para ser domolido.
Dos operarios frente al hospital de Leioa, que espera para ser domolido.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

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