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El Likud y los laboristas pactan un Gobierno de coalición en Israel

El acuerdo evita elecciones anticipadas y facilita la retirada de Gaza

Ramón Lobo

El Likud, el partido conservador del primer ministro israelí, Ariel Sharon, y el Partido Laborista de Simón Peres lograron anoche un acuerdo para el reparto de carteras que se firmará el domingo. El denominado Gobierno de unidad nacional podría ser presentado el lunes ante el Parlamento. De esta forma se evitan unas elecciones anticipadas, que ninguno de los dos deseaba, e impulsan el plan de retirada de Gaza en 2005.

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El compromiso permite a los laboristas controlar ocho carteras: Interior, Infraestructura, Vivienda, Comunicaciones y Turismo o Medioambiente, además de dos ministros sin cartera. Peres será, como quería, viceprimer ministro, pero siempre detrás en jerarquía del que nombre el Likud. El canal 2 de la televisión israelí informó anoche de que también había acuerdo en economía. Los laboristas exigían un giro en la política de recortes sociales de Benjamín Netanyahu, ministro de Finanzas y rival de Sharon en las filas del conservador Likud.

La negociación ha sido teatral, con numerosas disensiones en las últimas 48 horas. El titular de Industria y Comercio, Ehud Olmert, uno de los hombres fuertes del Gabinete de Sharon que es además viceministro, amagó con la dimisión si se incluía su departamento en la oferta a los laboristas. La dura negociadora del partido de Peres y vicepresidenta del mismo, Dalia Itzik, ofendió el jueves a Sharon al declarar que el primer ministro estaba loco por alcanzar algún tipo de acuerdo. La respuesta de Sharon fue castrense: suspendió las conversaciones y amenazó con unas elecciones anticipadas.

Ayer, desde varios medios de comunicación, incluida la Radio del Ejército, altos cargos del Likud descargaron contra la vicepresidenta laborista adjetivos de grueso calibre (por ejemplo: "Conduce su partido de una manera desquiciada"). Itzik, imperturbable en su papel, respondió que el enfado era una pose: "Cuando no existen respuestas a nuestras demandas, llegan los ataques personales para desviar la atención".

Una fuente del Likud, que cita la edición digital del diario The Jerusalem Post, afirmó que el acuerdo alcanzado anoche llegaba en "un momento excepcional en la historia de Israel", en una referencia clara a las expectativas de paz abiertas tras la muerte de Yasir Arafat el 11 de noviembre en París. Esas supuestas expectativas no producen excitación entre los palestinos, escépticos con la política de Sharon y de otros primeros ministros. Se quejan, por ejemplo, de que mientras se habla de paz siguen los bloqueos a las ciudades. Ministros palestinos aseguran desde Ramala que desde que se empezó a hablar de paz en 1991 en la conferencia de Madrid, el número de colonos en Cisjordania se ha quintuplicado. Ahora se prepara la de Londres, en la que están depositadas muchas esperanzas.

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Batalla interna

El acuerdo de Gobierno de ayer no es un compromiso de futuro: Sharon y Peres suman 157 años y están al final de sus respectivas carreras políticas. Su objetivo es evitar elecciones y llevar a cabo la retirada de la franja de Gaza prometida por el primer ministro. El comité central del Partido Laborista se reunirá en breve para decidir los nombres de sus ministros. Al menos 13 parlamentarios del partido aspiran a una cartera. La batalla interna entre los hombres de Peres y los del ex primer ministro Ehud Barak estará de nuevo entre bambalinas.

En el nuevo Gobierno entrarán también los ultraortodoxos de la Unidad de la Torá y el Judaísmo, que no imponen condiciones desmesuradas, sólo tener el control de las escuelas religiosas. Con ellos se negociará el domingo. Sus cinco escaños unidos a los 40 del Likud y los 19 laboristas formarán una mayoría de 64 diputados en un Parlamento de 120. El segundo partido ultraortodoxo, el del los sefarditas del Shas, ha decidido no entrar por el momento en el Ejecutivo debido al rechazo a los planes de retirada de Gaza, que es el objetivo principal de Sharon para 2005.

El jueves, en una conferencia sobre paz en Oriente Próximo, Sharon propuso coordinar esta retirada con los palestinos, idea que fue rechazada por su líder, Abu Mazen, favorito para ganar las elecciones del 9 de enero y sustituir a Arafat al frente de la Autoridad Nacional Palestina. Abu Mazen quiere que toda negociación sea sobre el estatuto final y no por fases, que es lo que busca Sharon para sacar rédito político.

Ariel Sharon, en un acto religioso en Tel Aviv el martes.
Ariel Sharon, en un acto religioso en Tel Aviv el martes.EFE

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