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Sanidad decomisó más de 2.000 vacas y cerdos con brucelosis y tuberculosis en los mataderos el año pasado

Oriol Güell

Los inspectores de la Consejería de Sanidad evitaron el año pasado que 416 vacas y terneras, 1.696 cerdos y 161 corderos enfermos de brucelosis, tuberculosis y otras enfermedades peligrosas para el consumidor llegaran al mercado. Las más de 2.000 reses fueron decomisadas en los 21 mataderos de la región al dar positivo en los análisis realizados por los técnicos de la Dirección General de Salud Pública.

El peso de la mercancía retirada del mercado supera los 985.000 kilogramos de carne, vísceras y otros productos de origen animal. Sanidad impuso seis sanciones a los mataderos por irregularidades en el manejo de la carne de consumo humano e inició una propuesta de cierre de actividad.

La enfermedad más común detectada fue la brucelosis (también conocida como fiebre de Malta) y tuberculosis entre el ganado bovino; y la cisticercosis (un parásito que puede afectar al sistema nervioso y al cerebro) entre el ovino.

Las cifras de animales sacrificados en los mataderos madrileños para el consumo de los habitantes de la región son notables: en 2003 pasaron por ellos 25,4 millones de pollos y pavos, 931.962 cerdos, 597.379 corderos, 254.734 vacas y terneras y 4.467 avestruces.

A pesar de la importancia de estas cifras, Madrid no es autosuficiente en carne y debe importar mucha. En carne de pollo y pavos, por ejemplo, los 25,4 millones sacrificados en la región sólo suponen una tercera parte de los que cada año consumen los madrileños, según un portavoz de la asociación del sector Propollo. El resto, según la misma fuente, son importados, principalmente, del extranjero, Cataluña, las dos Castillas y Aragón.

Los inspectores de Salud Pública también realizaron en 2003 un total de 29.725 inspecciones en 26.612 comercios de venta al público, almacenes, mayoristas y productores. El resultado de esta labor inspectora se saldó con 53 propuestas de sanción, 4 cierres cautelares y 130 decomisos de alimentos.

En total, la comida decomisada asciende a 105.654 kilogramos. "La mayoría de ellos corresponden a la venta y almacenaje de alimentos cuya fecha de caducidad ya había prescrito o que no cumplían los preceptivos requisitos legales", explicó un portavoz de la Dirección General de Salud Pública.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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