La CIA advierte de que la situación en Irak irá a peor en los próximos meses
El número de estadounidenses caídos en combate llega a mil y los heridos se acercan a 10.000
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) sigue pensando que la situación en Irak no es exactamente como la pinta la Casa Blanca o los dirigentes del Gobierno de Bagdad cuando visitan Washington. En un informe clasificado del jefe de la Agencia en la capital iraquí, enviado en noviembre y citado por The New York Times a partir del testimonio de personas que lo han leído, se dice que aunque ha habido avances en el proceso político, la situación sigue deteriorándose desde el punto de vista de la seguridad y probablemente se mantendrá así durante los próximos meses.
El informe ha sido elaborado por el jefe de la oficina de la CIA en Bagdad al cumplirse su misión de un año y coincide, dice el diario, con las valoraciones de otro alto responsable de la Agencia, Michael Kostiw, que acaba de visitar Irak. Ninguna de las dos manifestaciones ha sido comentada por la Casa Blanca o por la dirección de la CIA. Las filtraciones se enmarcan en la guerra sorda que altos mandos de la Agencia libran contra el nuevo director, Porter Goss, y su equipo, pero, por otra parte, la realidad confirma el pesimismo de esos análisis y desmiente, en cambio, la rosada visión que el Gobierno trata de extender sobre la situación en Irak.
Lo que el espionaje estadounidense describe, según estos testimonios, es un panorama iraquí en el que se constatan "avances importantes, sobre todo en materia política", y se alaba la capacidad de resistencia de la sociedad para aguantar la violencia de la posguerra. Pero las perspectivas que se dibujan son pesimistas; el jefe de la oficina de Bagdad avisa de que la situación de inseguridad empeorará a corto plazo, a no ser que haya notables mejoras en la capacidad del Gobierno iraquí de ejercer su autoridad y reconstruir la economía.
Objeciones al informe
El diario añade que el embajador en Bagdad, John Negroponte, ha enviado por escrito sus objeciones al informe, que considera demasiado áspero y que, según él, no recoge los recientes progresos del Ejército en su lucha contra los insurgentes. No está clara la opinión del general George Casey, número uno del Pentágono en Irak: aunque no expresó inicialmente ninguna reserva, otras fuentes mencionadas por el Times aseguran que posteriormente sí discrepó.
Aparte de utilizar un lenguaje "inusualmente sincero" -según las personas que han leído el cable, porque la información del diario de Nueva York se basa en sus impresiones, no en el texto-, el informe sigue la línea de la Valoración Nacional de Inteligencia que la CIA elaboró en agosto. En el documento se ofrecía un horizonte pesimista para 2005: en el mejor de los casos, se decía, habrá una estabilidad sin garantías; en el peor, una escalada de enfrentamientos que podría desembocar en una guerra civil. La filtración del documento en plena campaña electoral llevó a algunos republicanos -entre ellos, el senador John McCain- a calificar de "disfuncional" y "descontrolada" a la agencia de inteligencia y a denunciar una supuesta intención política en los altos cargos que se resisten al cambio interno emprendido por Porter Goss, al que Bush nombró director de la Agencia el pasado 10 de agosto.
Coincidiendo con estos informes, el Pentágono anunció que la muerte de un soldado cuando patrullaba ayer en Bagdad elevó a 1.000 el número de víctimas mortales. En total, hasta ahora ha habido 1.275 muertos desde el 20 de marzo de 2003, teniendo en cuenta accidentes, suicidios y otras causas distintas a las bajas en combate. Los heridos ascienden a 9.756. El Pentágono no lleva la cuenta de los iraquíes muertos, pero diversos cálculos hablan de 5.000 soldados durante la guerra y varias decenas de miles desde el principio de la invasión hasta ahora.
Reforma de los servicios
Ayer también la Cámara de Representantes aprobó finalmente la ley de reforma de los servicios de inteligencia que recoge la mayoría de las recomendaciones de la comisión que investigó el 11-S y crea la figura de un superdirector de Información, que coordinará a los quince organismos de espionaje y distribuirá un presupuesto anual de 40.000 millones de dólares. El senador demócrata Joseph Lieberman, que patrocinaba la ley, dijo que el objetivo es "intentar evitar que se repitan atentados como los del 11-S".
La mayor parte de los republicanos que se oponían a la ley por temor a que restara competencias al Pentágono en materia de espionaje quedaron tranquilizados por un cambio de algunas palabras en el texto que aseguran que la cadena de mando tendrá prioridad en el manejo de la información procedente de satélites. El proyecto, que ahora pasará al Senado, fue aprobado por 336 votos frente a 75.
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