Italia y la Comisión se enfrentan por las estadísticas

Con el escándalo de Grecia aún vivo por los datos erróneos que transmitió a Eurostat entre 1997 y 2003, las dudas sobre Italia amenazan con hundir la credibilidad y fiabilidad de las estadísticas europeas. El Consejo de Ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) difundió ayer una dura nota sobre el caso griego en la que repartió responsabilidades a todo los afectados, pero, a la vez, la Comisión recordó su "preocupación" por el hecho de que Italia no acaba de resolver las dudas que tiene la oficina estadística de la Unión Europea sobre los datos macroeconómicos comunicados por Roma.

En la nota sobre Grecia, los ministros señalan que lo ocurrido "no tiene precedentes y es muy grave". Ese país entró en el euro en 2000, pese a que incumplía el Pacto de Estabilidad, gracias a esos datos erróneos que transmitía a Eurostat. Esta oficina, el Gobierno griego, la Comisión Europea, el Consejo de la Unión y el propio Banco Central Europeo son citados expresamente como responsables de la cadena de fallos que impidieron conocer lo que ocurría.

Ahora, la preocupación se centra en Italia, aunque el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, negó que exista paralelismo entre ambas situaciones, y recordó que, desde julio pasado, el propio Ecofin y el Ejecutivo comunitario han dejado constancia de las dudas que les suscitan las estadísticas italianas. Para Bruselas no existe una relación lógica entre la deuda pública (106% del PIB), que no acaba de reducirse a un ritmo adecuado, y el déficit público (3% previsto para este año). El hecho aún ofrece una mayor distorsión ante el plan del Gobierno italiano para rebajar impuestos.

Una mínima desviación puede ser crucial en el caso italiano. Si su déficit supera el 3% del PIB, caerá sobre Italia el procedimiento de déficit excesivo por incumplir el Pacto de Estabilidad. Bruselas espera estos días que Roma envíe todas las aclaraciones que le han sido solicitadas con urgencia.

El ministro italiano de Finanzas, Domenico Siniscalco, dijo sentirse confiado en que no habrá problema alguno. Bruselas no lo tiene tan claro y el ministro alemán, Hans Eichel, tampoco. Por eso pidió ayer a Roma "una pronta aclaración".