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La Cumbre Mundial del Clima arranca con un nuevo horizonte después de Kioto

La reunión de Buenos Aires aborda la aplicación del protocolo, que entra en vigor en febrero

Los representantes de 189 países se reúnen a partir de hoy en Buenos Aires en la Cumbre Mundial del Clima, que por primera vez se celebra con el Protocolo de Kioto listo para entrar en vigor. El reto de su cumplimiento, una ardua tarea para casi todos los países -incluida España-, obligados por el mismo a contener sus emisiones de gases de efecto invernadero, destacará en la conferencia. Pero el debate sobre el problema del calentamiento global asume en esta cumbre un nuevo horizonte al abordar los pasos a dar más allá de las primeras obligaciones de Kioto.

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Para los expertos, la cumbre de Buenos Aires es el principio de una nueva etapa, con la entrada en vigor del Protocolo de Kioto. Un gran protagonismo tendrá también la adaptación a los efectos del cambio climático. La cumbre, denominada 10ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-10, en sus siglas inglesas abreviadas), se desarrolla hasta el día 17 y en los últimos días se celebrará la fase de alto nivel, con participación de numerosos ministros.

"Además de la preparación para la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, la conferencia de Buenos Aires evaluará los progresos hechos con la convención [de cambio climático], desarrollará un marco para la cooperación internacional acerca de la adaptación a los impactos negativos del cambio climático y abordará las cuestiones relativas al apoyo a los países en desarrollo", anticipa la secretaria de la convención.

El Protocolo entrará oficialmente en vigor el próximo 16 de febrero, 90 días después de hacerse efectiva la ratificación de Rusia, que ha completado el mínimo necesario de países adheridos.

Entusiasmo

"La principal diferencia entre esta conferencia y las últimas será el buen humor: en Nueva Delhi y en Milán [donde se celebraron las cumbres de 2002 y 2003, respectivamente] campeaba la incertidumbre sobre el futuro del Protocolo de Kioto", ha declarado a EL PAÍS, desde Buenos Aires, el diplomático argentino Raúl Estrada Oyela, que presidió la negociación del protocolo. "Yo confiaba en su entrada en vigor", continúa, "pero ahora todos sabemos que rige a partir de febrero y por eso hay entusiamo. Es, además, la hora de prepararse para implementarlo, lo que requiere dedicación y esfuerzo".

Junto al entusiasmo que muchos auguran para esta cumbre, planean también las dificultades que entraña su cumplimiento para la mayoría de los países. Incluso en la UE, que ha asumido el papel de liderazgo mundial en este proceso, los niveles de emisiones están en muchos casos muy lejos de los objetivos fijados.

El protocolo, que han ratificado ya 129 países, fija objetivos de reducción o contención de emisiones de gases de efecto invernadero para los países desarrollados de manera que, en el plazo 2008-2012, éstas sean en conjunto un 5,2% inferiores a las de 1990. "Su entrada en vigor supone una victoria de la apuesta de Naciones Unidas en la lucha contra el cambio climático", comenta Teresa Ribera, directora de la Oficina Española de Cambio Climático.

Sólo cuatro países industrializados no han ratificado el acuerdo: EE UU, Australia, Liechtenstein y Mónaco. Los dos primeros han declarado que no piensan hacerlo, y entre ambos -sobre todo por el peso de EE UU- suman más del 30% de los gases emitidos por el mundo desarrollado. EE UU participa en la COP-10 como miembro de la convención de cambio climático, aunque se mantiene firme en su rechazo de "los objetivos concretos cuantificados y los calendarios".

En esta cumbre emerge oficialmente el debate acerca de las medidas a tomar después de 2008-2012. Los expertos exploran diferentes enfoques, como establecer objetivos que tengan en cuenta las emisiones per cápita en lugar de emisiones por países, considerar los sectores económicos, establecer calendarios flexibles o combinar varias opciones.

Arturo Gonzalo Aizpiri, secretario general para la Prevención de la Contaminación y del Cambio Climático (Ministerio de Medio Ambiente), resalta la importancia de plantear, primero en la UE, pero también en el debate multilateral, el principio de equidad del reparto de los esfuerzos para hacer frente al problema del clima. "España es el país que más incumple el Protocolo de Kioto en la UE, pero las emisiones españolas per cápita son un 20% inferiores a la media comunitaria", recuerda.

De cara al futuro, está volviendo la atención hacia la convención, que es la base de la protección del planeta frente al cambio climático inducido por las actividades humanas. Para muchos podría servir de soporte no sólo para futuras acciones, sino tal vez también para buscar incentivos y nuevos caminos que permitan ir incorporando al proceso a EE UU y a países en vías de desarrollo como India y China. Esto no significaría una alternativa al Protocolo de Kioto, advierten los expertos, sino una forma de reforzarlo y de potenciar la participación del máximo de países en el esfuerzo, que debe ser global para hacer frente a un problema que lo es.

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