Un Libro Blanco pide que la lengua de signos sea una opción para los alumnos sordos
La Fundación de la Confederación Nacional de Sordos de España (CNSE) presentó el viernes pasado el Libro Blanco de la lengua de signos en el sistema educativo con el objetivo de consolidar la enseñanza de esta lengua entre los alumnos sordos. Se trata de un documento de mínimos, fruto del debate entre los implicados en la educación de los estudiantes sordos, que servirá de punto de partida para la elaboración de las propuestas curriculares de esta lengua en el sistema educativo.
En España hay casi un millón de personas sordas, según cálculos del Instituto Nacional de Estadística, y alrededor de ellos 21.600 tienen menos de 16 años. El 47% de los que tienen más de 10 años no tienen estudios o son analfabetos. Sólo el 3,2% cursa bachillerato, muy lejos del 11,4% de estudiantes oyentes que lo hace. El porcentaje de alumnado sordo que termina en programas de garantía social asciende a 20,5%, 10 veces más que los jóvenes oyentes.
La CNSE señala que la lengua de signos se incluye cada vez con más frecuencia en los proyectos educativos de un mayor número de centros escolares. "Aumenta la demanda por parte del alumnado sordo y de sus familias de contar con una respuesta educativa que incluya la lengua de signos, no sólo para acceder al currículo, sino como un área curricular más dentro de los planes de estudio".
En régimen de integración
Actualmente, ocho de cada 10 alumnos sordos está matriculado en un centro ordinario en régimen de integración. Utilizan básicamente el lenguaje oral. El resto lo hace en un centro de educación especial, donde la lengua vehicular suele ser la de signo. Pero, además, en otros centros se ha adoptado el modelo bilingüe, donde coexisten tanto el lenguaje oral como la lengua de signos en el aula.
El objetivo de este libro blanco es servir de paso previo al diseño curricular de la lengua oral. Éstas son algunas de sus conclusiones: La Administración deberá regular la incorporación del currículo de la lengua de signos en los centros escolares para la atención al alumnado con discapacidad auditiva, aunque sean estos últimos los que decidan su oferta en función de su contexto. No tendrá carácter obligatorio para el conjunto de los alumnos sordos, ya que el currículo de esta lengua deberá ofertarse como una opción educativa complementaria. Sobre el perfil del docente encargado de su enseñanza, la CNSE exige que tenga la formación académica que cualquier profesional que imparta un idioma en el sistema educativo.
También señala que es necesario diseñar herramientas y proporcionar recursos que permitan ir actualizando esta lengua. Para ello, propone la puesta en marcha de un centro que vele por la calidad en su implantación en el currículo.
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