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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Masacre laboral

Hace días leía la valiente denuncia que hacía otro médico granadino, seguro que bastante joven, en la que, en nombre de una coordinadora de más de mil compañeros, se quejaba del maltrato a que también son sometidos los que han de tomar de nuestras manos la antorcha del futuro sanitario. Era una denuncia dolida, porque tomaba sus referencias en las contrataciones-basura que les viene practicando impunemente el SAS. Contratos que, básicamente, dejan en situación de precariedad a los facultativos y que, además de impedirles un resquicio de esperanza de estabilidad laboral, privan a esos trabajadores de los derechos fundamentales, tales la baja por enfermedad, maternidad o vacaciones. Una auténtica "masacre laboral", como así lo llamaba el denunciante. Coincidía prácticamente con otra carta mía, en la que también denunciaba otra agresión grave contra nuestro colectivo, al referirme a la aplicación del nuevo Estatuto Marco en Andalucía de una forma ferozmente combativa contra los médicos, que antes podían jubilarse a los 70 años pero a los que están procediendo a echar a la calle, por decretazo, a los 65.

Se está cercenando de savia a nuestra antiguamente bella profesión mediante una estrategia de exterminación, comandada, efectivamente, desde la extorsionadora Escuela Andaluza de Salud Pública, con sede en Granada. Desde allí se programan los postulados y las consignas, elaborados a demanda de los políticos del SAS.

Pero hay una cuestión que me atrevo a plantear a la opinión pública. Y es nuestra tendencia, dentro del colectivo médico, a sufrir una especie de paranoia como es creernos que todos los males son de origen exógeno a nosotros. De ahí que, cada vez que algún compañero viene a quejarse de nuestra situación, me lleve a pensar en el porqué no somos capaces de reaccionar endógenamente, desde dentro, para decir de una vez basta ya, vamos a demostrar a la sociedad a la que servimos que, con estos acosos y derribos de nuestra profesión, a quienes acaban perjudicando es a los ciudadanos, restándoles mayor calidad y eficacia en la asistencia médica.

Debemos hacer como el dolor cuando es el "perro guardián de la salud": ladrar fuerte para que la sociedad reaccione a esos gritos desesperados de quienes tan solamente pretendemos ayudar a nuestros semejantes, haciéndoles compatibles sus enfermedades y dolencias con la calidad de vida que merecen.

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