Bush aumenta la presión sobre Kofi Annan tras las divergencias sobre Irak
EE UU exige una investigación a fondo de la ayuda de la ONU a Sadam Husein
George W. Bush afirmó ayer que "es importante, desde el punto de vista de la integridad de la ONU, que se lleve a cabo una declaración completa y pública de todo lo que ocurrió con el programa Petróleo por Alimentos" en el Irak de Sadam Husein. Coincidiendo con los ataques frontales que varios senadores y medios de comunicación han desencadenado contra el secretario general, Kofi Annan, el presidente estadounidense esgrimió la espada de Damocles de la contribución de EE UU a la ONU -el 22% del presupuesto general- para presionar a favor de la investigación.
El elemento no disimulado de presión utilizado ayer por la Casa Blanca es el más popular entre los norteamericanos descontentos con la ONU: el dinero. "Es muy importante que la ONU entienda que debería haber una investigación completa, equilibrada y pública del programa Petróleo por Alimentos. Tiene que haber una contabilidad clara para que los contribuyentes de EE UU se sientan cómodos a la hora de financiar a Naciones Unidas", dijo Bush al pedir responsabilidades en el descontrol del programa Petróleo por Alimentos, en vigor desde 1996 hasta 2003 y destinado a adquirir -mediante la venta vigilada de petróleo- alimentos y productos para aliviar los sufrimientos de la población iraquí cuando el Gobierno de Sadam Husein estaba sometido a sanciones y embargos.
Bush no llegó a hacer suya -pero tampoco la condenó- la petición de dimisión de Kofi Annan de, entre otros congresistas, el senador Norm Coleman, presidente del subcomité que ha llegado a la conclusión de que el viejo régimen iraquí "acumuló más de 21.000 millones de dólares a través del programa" y que para ello contó con la complicidad o el apoyo de "Francia y Rusia, numerosos altos cargos extranjeros, empresas y quizá altos funcionarios de la ONU", que se habrían beneficiado de lo que Coleman llama "el más amplio fraude de la historia de Naciones Unidas".
Bush dijo ayer que está deseando que se aclare por completo lo que pasó, lo que permite pronosticar que su Gobierno no va a enterrar el hacha de guerra contra Annan, que debería acabar su segundo mandato en 2006. El secretario general de la ONU nombró una comisión, dirigida por el antiguo presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, para investigar las acusaciones de malversación. La situación se ha complicado con las revelaciones sobre los pagos recibidos por el hijo de Kofi Annan, Kojo, procedentes de una empresa suiza que trabajó en el programa iraquí.
El enfrentamiento entre Washington y Annan es público y notorio desde la guerra de Irak, y empeoró cuando, en la campaña electoral, Annan reiteró en la BBC que la invasión era ilegal porque "no se produjo de conformidad con la Carta de la ONU". EE UU, entre otras cosas, argumenta que la resolución del Consejo de Seguridad 1.441, aprobada por unanimidad, amenazaba con "graves consecuencias" si Irak no se desarmaba, y el martes, en Canadá, Bush volvió a recordarlo: "El objetivo de la ONU y de otras instituciones debe ser la seguridad colectiva, no mantener un debate interminable. Por el bien de la paz, cuando estos organismos prometen graves consecuencias debe haber graves consecuencias". El presidente añadió que la ONU debe ser algo más que una liga de naciones y que EE UU "está decidido a trabajar hasta donde sea posible en el marco de los organismos internacionales", confiando en que "sean más relevantes y eficaces a la hora de afrontar las amenazas de nuestra era".
Annan recibió ayer varias muestras de respaldo ante los ataques. El ex primer ministro tailandés Anand Panyarachun, que preside el grupo nombrado por Annan para debatir el futuro de la ONU, dijo: "La investigación de Paul Volcker sigue adelante y hay que esperar los resultados. Tenemos confianza en su integridad y tiene un gran papel que jugar en el proceso de reforma; por eso, no creo que vaya a dimitir". El secretario general recibió el apoyo de miles de funcionarios de la ONU.
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