El 'sí' a la Constitución europea se impone en el referéndum de los socialistas franceses

François Hollande, líder de los socialistas franceses, anunció anoche la victoria del sí en el referéndum interno sobre la Constitución europea, celebrado en las 3.700 secciones del partido repartidas por toda Francia. Los votos positivos fueron más del 55%, aunque los datos definitivos no se conocerán hasta el próximo viernes. La consulta supuso un fracaso para el ala izquierda del partido y para el ex primer ministro Laurent Fabius. "Tomo nota del resultado aunque lo lamento", declaró Fabius en un comunicado, en el que reiteró su respaldo y apego a la unidad del partido.

Laurent Fabius, tenido como persona de sensibilidad más bien a la derecha del partido, se embarcó en esta aventura junto con la izquierda del partido y ha perdido la pugna por hacer creíbles sus extravagantes propuestas de obligar a los demás países de la UE a renegociar el tratado al gusto de los franceses partidarios del rechazo. Fabius indicó en su comunicado: "Soy fundamentalmente favorable a una Europa social, en la fidelidad a los compromisos de izquierda que hemos asumido ante nuestros conciudadanos".

Tras tres meses de debate, los militantes respondieron a la encrucijada histórica con una participación de más del 75%, muy superior a la de otras consultas internas. Unos 95.000 de los 120.000 militantes se desplazaron a las urnas para responder a una cuestión aparentemente sencilla: "¿Aprueba usted la Constitución europea, sí o no?" El resultado, de confirmarse plenamente, despeja una de las dificultades a las que podría haberse enfrentado el referéndum nacional sobre la Carta Magna previsto en 2005, pese a las reticencias acumuladas en Francia contra el tratado.

El campo del no quedó particularmente afectado por los resultados en el Pas-de-Calais, en el norte del país, donde el 59,45% votó por el sí en una federación obrera, que se suponía en principio favorable al no.

El resultado también tiene consecuencias internas. Se cierra simbólicamente el periodo de transición iniciado tras la traumática derrota de Lionel Jospin en 2002, que fue descabalgado de las elecciones presidenciales por la extrema derecha.

La derrota de Jospin provocó la aparición de dos corrientes internas muy críticas, llamadas Nuevo Partido Socialista y Nuevo Mundo, que reunieron casi el 40% de los votos en el congreso socialista de Dijon, en 2003, a los que la suma de Fabius podría haber dado fuerza.

Pero el intento era demasiado artificial. Hollande se ha arriesgado a organizar este referéndum y ha ganado la apuesta, y con ello, autoridad sobre el partido. A Fabius sólo le cabe el mérito de haber provocado el debate. He aquí algunos de los argumentos cruzados durante la campaña:

- Instituciones. La reelección de George W. Bush en la presidencia de Estados Unidos ha reforzado a los partidarios de la Constitución europea. Argumentan que la UE necesita potenciarse y atribuyen a la Constitución la ventaja de instituir un presidente estable del Consejo Europeo y un ministro de Asuntos Exteriores, como voluntad de avanzar en la diplomacia y la seguridad común. A todo ello se une el refuerzo de poderes de la Eurocámara.

- Defensa. Sin negar los avances citados en la arquitectura institucional de la UE, los partidarios del no contraatacaron afirmando que la Constitución coloca la defensa europea bajo la tutela de la OTAN, alejando así la perspectiva de una autonomía real respecto a Estados Unidos.

- Europa social. La crítica esencial de los partidarios del no era que la Carta Magna permite el dumping fiscal, animando la fuga de empresas a los países con menor presión impositiva y de cargas sociales, porque se ha cedido a la voluntad británica de no constitucionalizar la armonización fiscal. También lamentan que la estabilidad de precios sea considerada más importante que el empleo y el crecimiento económico. Los partidarios del sí niegan que la Constitución sea culpable de todo eso y resaltan el pleno empleo como un objetivo claro de la Carta Magna, que además crea reglas para un gobierno económico de Europa.

- Derechos y libertades. El campo del sí resalta la integración de la Carta de Derechos Fundamentales en el texto, lo cual convierte a Europa en la zona del mundo que ofrece la mejor protección de las libertades. Algunas voces sostienen que la Constitución no garantiza la soberanía de Francia para mantener el laicismo estricto de sus instituciones y de las personas que las sirven, pero esta polémica ha sido secundaria.

- Revisión. En fin, los dos campos se han enfrentado en una batalla sobre si este tratado tiene o no vuelta atrás. Los partidarios del no afirman que será prácticamente imposible revisarlo, porque exige la unanimidad para todos los temas importantes, mientras que los del sí aseguran que Europa ha cambiado sus tratados varias veces, por definitivos que parecieran los adoptados.