Zapatero contrasta la actitud del titular de Exteriores pidiendo disculpas con la de Aznar
Rajoy pide la cabeza de Moratinos y el PP anuncia una moción para reprobar al ministro
La meteorología parlamentaria da sorpresas. Se esperaba una sesión de control borrascosa con el frente Moratinos azotando el hemiciclo y casi lució el sol. Apenas ni una voz más alta que otra, a diferencia de las grescas habituales entre PSOE y PP, mientras -lo cortés no quita lo valiente- el líder popular, Mariano Rajoy, pidió la cabeza del ministro de Exteriores al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y, más tarde, el portavoz de Exteriores del PP, Gustavo Arístegui, anunciaba, tras una interpelación, que su grupo presentará una moción pidiendo que se repruebe al ministro.
Por la mañana, Moratinos compareció durante cuatro horas para sustanciar lo que el PP considera como ofensa, con el asunto del golpe de Estado en Venezuela y, por la tarde, en la sesión de control, Rajoy se dirigió a Zapatero para pedirle explicaciones sobre su papel en este incidente.
El líder popular acusó al presidente del Gobierno de haber guardado silencio y de no apoyar a su ministro, no sin antes decirle que el comportamiento del ministro le parece "insólito", "impropio de cualquier democracia", y que "se ha calumniado al Gobierno de España".
Zapatero arguyó que ayer mismo por la mañana Moratinos había "dado información exhaustiva" sobre todo lo ocurrido en Venezuela en torno al golpe de Estado de 2002 y que, además, había "pedido disculpas". Luego lo puso frente al espejo político parlamentario: "Todos los grupos, siete grupos de ocho, han dado por buenas sus explicaciones y han aceptado sus disculpas; sólo falta que un grupo se sume al consenso".
No había consenso posible, claro, y Rajoy replicó que desde la investidura había ofrecido al Gobierno "un acuerdo en política exterior (...) y ahora nos responde su ministro acusándonos de apoyar un golpe de Estado".
Atacó a Moratinos y dejó deslizar una advertencia sobre el referéndum de la Constitución europea: "¿Con qué autoridad moral le va a pedir su ministro de Asuntos Exteriores a millones y millones de españoles que apoyen la Constitución europea? Piense usted este asunto, señor presidente", dijo Rajoy con tono de aviso para lo inmediato.
Zapatero eludió cualquier respuesta a este planteamiento y aprovechó el final de su intervención para lanzar una andanada al ex presidente José María Aznar, tras su comparecencia ante la Comisión del 11-M, aunque sin mencionarlo expresamente. El presidente del Gobierno argumentó que Moratinos, por la mañana, había dado argumentos y razones y que lo más importante en democracia es "no querer imponerse, pese a tener razones, "y, además, pedir disculpas". Y ahí atacó directamente a su antecesor en la presidencia del Ejecutivo: "¡Qué ejemplo y qué contraste! Porque hay gente que sin tener razón, sin tener ninguna razón quiere imponerse siempre!".
Por si alguien no había entendido lo que parecía obvio, Zapatero remachó: "Y no me refiero a usted, señor Rajoy. A usted, como siempre, le deseo suerte".
Tercer acto
Las cuatro horas largas de la comisión matinal, los cinco minutos de la pregunta de Rajoy a Zapatero -ambos con el lazo rojo del día mundial contra el sida- no completaron la representación parlamentaria de la jornada. Faltaba el tercer acto: una interpelación del PP sobre los principios que rigen la política exterior española. En el escenario, los mismos actores de la sesión matinal: Arístegui y Moratinos. Todo fue un repaso muy genérico a las líneas generales de actuación. Ambos acreditaron las formas educadas de su condición de diplomáticos, pero no faltaron las andanadas de fondo: el portavoz popular llegó a decir que este Gobierno ha regresado a las políticas de los años sesenta de los partidos socialistas de tinte marxista "obnubilados y fascinados con los movimientos no alineados", y luego le desgranó lo que para él no son sino inconsecuencias, bandazos e incumplimientos para terminar anunciándole que presentarán una moción pidiendo su reprobación.
Moratinos negó todas las acusaciones y desgranó un balance de aciertos y mejoras en los que no olvidó la excarcelación reciente de disidentes cubanos. Tampoco que por la mañana había "presentado disculpas por unas declaraciones desafortunadas" y, sin mencionar el intento de reprobarlo, ofreció al PP consenso para una "política de Estado" en lo internacional.
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