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LAS EXPLICACIONES DEL MINISTRO DE EXTERIORES

Moratinos reitera que Aznar legitimó el golpe de Estado en Venezuela y pide perdón "por las formas"

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, presentó ayer ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso una densa argumentación documental en defensa de su afirmación en RTVE de que el Gobierno de José María Aznar apoyó en 2002 el golpe de Estado en Venezuela. Todos los grupos la dieron por buena, salvo el PP, que, sin embargo, sólo opuso objeciones marginales a la exposición del ministro. Sólo el PP rechazó también las excusas que presentó Moratinos porque su declaración televisada no fue adecuada en la forma ni oportuna.

"Creo que he demostrado fehacientemente que mis tres afirmaciones son ciertas: que en Venezuela hubo un golpe de Estado; que el embajador [Manuel] Viturro recibió instrucciones, y que el efecto de dichas instrucciones ayudaba a legitimar el golpe de Estado de la junta cívico-militar, dándole cobertura internacional", concluyó el ministro en su intervención inicial. Luego, constató: "Creo que existe un consenso general en el país, que comparto, de que el lugar para hacer esas afirmaciones, aunque sean verdad, no era el adecuado ni el momento oportuno y que fueron desafortunadas. Por eso asumo mi error y me disculpo".

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Todos los partidos, excepto el PP, aceptaron que esta declaración bastaba con creces para zanjar el incidente derivado de la comparecencia del ministro, el pasado 22 de noviembre, en el programa de TVE 59 segundos. El portavoz popular en la comisión, Gustavo de Arístegui, tachó al ministro de "calumniador de líderes demócratas", le rechazó como interlocutor válido para su partido y anunció que, si no presenta excusas "por el fondo de la cuestión", el PP pedirá formalmente que dimita.

Telegramas del embajador

La exposición de hechos que hizo Moratinos, apoyándose en documentos exclusivamente españoles, en su mayor parte publicados, con el añadido fundamental de los telegramas que el embajador en Caracas Manuel Viturro cursó a Exteriores por aquellos días, indica que el Gobierno asumió desde el primer momento el lenguaje táctico de los sublevados en Venezuela y que, incluso cuando ya no se podía dudar de que lo que estaba en marcha era un golpe de Estado, ordenó a su embajador que se entrevistara con el líder golpista, Pedro Carmona; calificó ante la Unión Europea de "Gobierno provisional" a la autoridad ilegítima creada por éste y evitó en todo momento condenar su actuación.

"Estados Unidos condenó el golpe el día 13 de abril [de 2002] en el contexto de una declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA), y España, no. Fuimos los últimos de Venezuela. Esperamos hasta que el golpe fracaso totalmente (el día 14) para condenarlo", denunció Moratinos.

El ministro, que compareció "con humildad y sin rencor", aclaró desde el principio que ni dijo en televisión ni pretende sostener ahora que "el anterior Gobierno español instigase o participase en la preparación y ejecución del golpe de Estado. Por apoyar", añadió, "quiero decir no condenar el golpe de Estado, endosarlo y tratar de ofrecer legitimidad internacional".

A partir de ahí, expuso lo que ocurrió entre el 11 y el 14 de abril de 2002, con algún antecedente inmediato sobre la información que Madrid tenía de lo que se preparaba. Un telegrama de Viturro fechado el 8 de abril da cuenta de que "la Confederación de Trabajadores de Venezuela anuncia, con apoyo patronal, paro mañana martes día 9, que podría llegar a ser indefinido. Entre tanto existe riesgo algunos sectores oposición intenten aprovechar situación para, una vez más, incitar al Ejército a derrocar al presidente Chávez". Y otro del día 9, que menciona la presencia en Caracas de un militar de gran prestigio, el general Enrique Medina Gómez, que "podría liderar golpe cívico militar".

Los acontecimientos se desataron el 11 de abril, con el confinamiento del presidente Hugo Chávez y la intervención de francotiradores que produjeron una veintena de muertos, lo que le permitió al embajador informar a Madrid, sobre la una de la madrugada del 12, que lo ocurrido "puso ayer tarde muertos necesarios para provocar intervención del Ejército, única fuerza en este país, frente a debilidad de los partidos políticos oposición, capaz poner fin al Gobierno del presidente Chávez".

Horas después, Viturro informó muy precisamente de cómo el empresario y líder civil de la sublevación, Pedro Carmona, "había conseguido renuncia ex presidente Chávez" -cosa que, insistió Moratinos, nunca se probó documentalmente y el confinado negó tras el fracaso del golpe-, tras destituir al vicepresidente de la república en un intento de "cubrir jurídicamente cambios se están produciendo" sobre la base combinada del artículo 350 de la Constitución venezolana -señala que el pueblo de Venezuela "desconocerá" cualquier Gobierno que contradiga los principios democráticos-, y del artículo 233, que regula detalladamente la sucesión en caso de acefalía del Estado.

Moratinos subrayó que esa argumentación, orientada a crear un vacío de poder, era esencial para que del caos pudiera surgir un Gobierno aceptable, pues la Carta Interamericana aprobada por la OEA en 2001 impide a todos los firmantes, incluida España, que la adoptó, reconocer a las autoridades surgidas de un golpe. Pero el argumento, añadió el ministro, era además falaz ya que en la línea de sucesión figuran el presidente y vicepresidente de la Asamblea Nacional, que no habían dimitido y se oponían al golpe.

Ignorando estos hechos, que el Gobierno español debía conocer, Carmona disolvió la Asamblea y se proclamó presidente, alegando una falsa acefalía del Estado, a la que Madrid se refirió oficialmente como "vacío de poder", en lugar de hablar de golpe. Pese a ello, Viturro fue instruido desde Madrid para que, junto con el embajador de EE UU en Caracas, visitara a Carmona. "Siguiendo instrucciones V. E. [vuestra excelencia]", comienza el telegrama del embajador que da cuenta de un encuentro "en ambiente distendido y cordialidad". "Nos permitió incluso subrayar nuestra sorpresa por la disolución de la Asamblea". "Actitudes como ésa podían hacer difícil pudiésemos en el futuro expresar nuestra amistad hacia él", prosigue el mensaje.

Moratinos subrayó ahí su sorpresa por que se hablara de "futuro" con un Gabinete que era ya indiscutiblemente ilegal y golpista. De hecho, Aznar respondió a la llamada telefónica del líder golpista y el comunicado emitido por el Ejecutivo español el día 12, en calidad de presidente de turno de la UE, confía en que "el Gobierno de transición" respete los valores democráticos. El comunicado conjunto de España y EE UU ese día "anima a la OEA a que asista a Venezuela en la consolidación de la institucionalidad democrática", sin condenar el golpe ni pedir la liberación de Chávez.

Condena de la OEA

En contraste, la OEA condenó al día siguiente la intentona de Carmona, que el llamado Grupo de Río ya había rechazado el día 12, y Francia, Brasil, México y Argentina se negaron a suscribir el comunicado hispano-estadounidense.

Moratinos concluyó que "de todo lo anterior se deduce que el anterior Gobierno cometió, cuando menos, un grave error de apreciación y de gestión de la crisis, en contra de la práctica y de los usos diplomáticos".

Gustavo de Arístegui (PP), en un tono alejado de los insultos que dirigentes populares han proferido contra Moratinos en días pasados, afirmó genéricamente que el ministro "no ha demostrado nada". En concreto, le acusó de omitir que la Embajada de Cuba había hecho gestiones para que España le ayudara a sacar a Chávez de Venezuela; que el Gobierno de Aznar "nunca llegó a reconocer a las autoridades de hecho" y que la llamada al presidente no la hizo Carmona personalmente sino "un destacado político venezolano que, sin dar otra oportunidad", le pasó el teléfono al líder golpista.

También recordó que Chávez dijo el 12 de abril que él no pensaba que España tuviera que ver con el golpe; que el 22 de mayo siguiente se reunió amistosamente con Aznar en Madrid y que nunca se opuso a que España entrara en el Grupos de Amigos que siguió velando por la paz en el proceso venezolano. En definitiva, atribuyó a Moratinos la voluntad de "mancillar y arrastrar el PP por el lodo".

Miguel Ángel Moratinos, en la Comisión de Exteriores del Congreso.
Miguel Ángel Moratinos, en la Comisión de Exteriores del Congreso.ULY MARTÍN

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