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Reportaje:LA REFORMA DEL DIVORCIO

La rutina de tener dos vidas

Un padre relata su experiencia con la custodia compartida de su hijo de cinco años

Dos direcciones, dos dormitorios, dos cepillos de dientes, dos televisores, dos cintas de vídeo de Shreck... El pequeño, de cinco años, vive desde septiembre de 2003 con su padre y con su madre durante toda la semana. Dos días en casa de papá, con su nueva pareja y los hijos de ésta; dos días con mamá, que vive sola.Y el fin de semana con uno de ellos de manera alterna. Así es muy fácil aprender a sumar. Al principio parece complicado, pero en seguida se establece una rutina: el niño cambia de domicilio cada dos días al salir del colegio. Una buena fórmula, pero no la panacea. Sólo un pacto entre dos, a veces excesivamente frágil.

"La custodia compartida es una buena solución cuando los padres se llevan bien. En nuestro caso no funciona", afirma el padre del niño. Se separó de su esposa hace dos años, y en las medidas provisionales le dieron la custodia a la madre. Él la solicitó también y se embarcaron en una batalla legal. Finalmente sus respectivos abogados les aconsejaron que acordaran compartirla.

"La relación con mi ex mujer no es buena, pero reconozco que las visitas a mi hija son flexibles"

El reparto del tiempo del niño no ofrece dificultades, opina este padre residente en Barcelona. "Los niños se acostumbran en seguida, hay una rutina y él sabe qué actividades le esperan si le recoge su madre o yo al salir del colegio. El problema reside en que mi ex esposa y yo no nos llevamos bien. O hay incomunicación o surgen rencillas", acepta. " Se está involucrando al niño, hay interferencias entre las dos familias, y yo no quiero eso para mi hijo" añade. Él, por su parte, ha decidido solicitar para sí la custodia, aunque es consciente de que su ex esposa optará por pedirla igualmente.

Otro ex matrimonio ha recorrido el camino inverso: la custodia la tenía la madre, pero el padre, que ya estaba bastante implicado, se ha mostrado dispuesto a hacerse cargo de los hijos cuando las circunstancias de su ex esposa han cambiado. Ésta viaja de vez en cuando a Argentina y ha acordado con su ex marido compartir la custodia.

La modificación del divorcio permitirá reflejar la custodia compartida en el Código Civil. Hasta ahora no figuraba, aunque exista ya una amplia jurisprudencia que la avale en la práctica. En el entorno europeo sólo Francia y Suecia la contemplan, pero por consenso de los padres. Las asociaciones de mujeres no cuestionan su inclusión sino que el juez pueda aplicarla cuando sólo uno de los cónyuges la solicite. No obstante, según un reciente estudio de la letrada María José Varela presentado al XVII congreso estatal de mujeres abogadas, sólo una minoría la solicitó en 2002: el 2% de los padres separados o divorciados con convenio regulador, es decir, con acuerdo. En 2002, las rupturas pactadas alcanzaron el 64%. Pero en el 93% de estos convenios se acordó que la custodia la ejerza la madre, lo que supone que gran parte de los hombres se autoexcluyen. Aún existiendo acuerdo, sólo el 5% de los padres pidió hacerse cargo de los niños en su vida cotidiana. La quiebra se produjo en las rupturas sin acuerdo: el 22% de los padres pidió la guarda de los hijos, mientras que sólo el 1% optó por la custodia compartida.

La abogada Ángela Cerrillos considera una aberración que el juez decida la custodia compartida a instancia de una sola parte. "El niño termina siendo un chicle". Lo mismo sostiene la letrada Carmen Roney, partidaria de ampliar el régimen de visitas para el cónyuge que no convive habitualmente con el niño cuando hay buena disposición entre ambos. La antropóloga Nuria Roldán-Arrazola y su ex pareja han optado por este sistema: su hijo de seis años vive con ella en Madrid, pero el progenitor, que vive en Canarias, no es sólo un padre de fin de semana. "Primero fijamos los criterios y luego descendimos a lo concreto: como nuestro hijo va a un colegio inglés y cada seis semanas tiene una de vacaciones, unimos el fin de semana anterior y posterior y pasa diez días con su padre. Él tambien viene a Madrid los fines de semana alternos y los periodos de vacaciones son más largos para el padre para compensar", asegura.

"Con los hijos lo que importa es la buena voluntad, no los papeles", afirma Luis Martín. " Aunque mi relación con mi ex mujer no es especialmente buena y yo tampoco deseo mantener un trato excesivo, tenemos muy claro que nuestra hija es lo más importante", afirma. "Nos separamos hace dos años, cuando la niña tenía 15 años y mis visitas y salidas con ella han sido saludablemente libres. Los únicos límites han sido los horarios de estudio o que la niña tuviera ya algo previsto con su madre. Yo me fui a vivir cerca de ella y tengo que reconocer que mi ex mujer ha sido flexible", asegura.

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