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Crítica:Enric Casasses | PANORAMA DE LAS LETRAS EN CATALÁN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El príncipe indigente

Contaba Joan Brossa que un día, al renovar su carnet de identidad, le preguntaron por su profesión y él, con su naturalidad característica, contestó que, de oficio, era poeta. El funcionario le puso "paleta" y se quedó tan ancho. Brossa aceptó el malentendido con la humildad del peón que sabe que la poesía está en la calle. Heredero de esta lección, Enric Casasses (Barcelona, 1951) ha contribuido como nadie a que la poesía catalana vuelva a la calle. Poeta y rapsoda, ha recitado en plazas, bares y cabarets, ha subido a escenarios de medio mundo, invitado a festivales de poesía. Casasses es capaz de recitar a un poeta religioso como Verdaguer o defender a un poeta noucentista como Carner sin renegar de su origen underground. Representante destacado del llamado antifranquismo psicodélico, continuó publicando de forma semiclandestina y fue prácticamente un desconocido hasta la edición de su poema narrativo La cosa aquella (1991), que ahora aparece en México en traducción de Marta Noguer y Carlos Guzmán (Arlequín). Hoy, 10 años después, Casasses, el poeta del pantalón rayado y el sombrero de copa, es venerado por una nueva generación de poetas que han encontrado en la poesía fonética una forma de expresión espectacular, desinhibida y divertida. Los versos de Casasses conectan con la sabiduría del refrán y nos descubren las reservas de sentido que esconden los giros más sencillos del lenguaje popular. Gran lector de Llull, Casasses tiene la virtud de mostrar la sutileza de las cosas más evidentes e iluminar con gran claridad las grandes verdades filosóficas sin pretensiones. Traductor de Max Jacob y William Blake, Casasses corre ahora el peligro de quedar eclipsado por sus virtudes rapsódicas. Se está perpetuando el tópico que su poesía es para ser escuchada, y no tan buena para leer. El tiempo demostrará que si hay alguien que haya superado la falsa dicotomía entre oralidad y escritura que divide hoy a los jóvenes poetas catalanes entre metafísicos y fonéticos es justamente Casasses.

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