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Girona muestra las delicadas piezas de los joyeros Masriera

El refulgente mundo de los joyeros y orfebres Masriera está habitado por etéreas hadas y libélulas con esqueletos de oro macizo y alas de vivos colores esmaltados. La exposición Los Masriera. Un siglo de joyería y orfebrería, que puede visitarse en la Fundació Caixa de Girona-Fontana d'Or hasta el 16 de enero, es la primera muestra que se dedica exclusivamente al más prestigioso taller de la orfebrería catalana. El obrador llegó a convertirse, durante los siglos XIX y XX, en un referente de la historia de la joyería europea. Unas 300 piezas, procedentes de colecciones privadas y públicas, componen un viaje a la creatividad de las artes decorativas y a las costumbres cotidianas de las clases acomodadas.

Además de joyas, tanto masculinas como femeninas, pueden contemplarse espectaculares piezas de orfebrería civil y religiosa. La muestra se detiene en la etapa más brillante de la empresa familiar barcelonesa, entre los años 1900 y 1925, en la que Lluís Masriera introdujo en Cataluña la técnica del esmalte plique-à-jour o ventanal, que consistía en el paciente relleno de esmalte de las celdas elaboradas con materiales nobles. Esta técnica fue la utilizada en las alas de insecto o pétalos de flores de sus más celebradas obras modernistas.

Apoyo de escultores

Pilar Vélez, historiadora del arte y comisaria de la muestra, lamenta que la escasa tradición de estudiar las artes decorativas en Cataluña no haya permitido hasta ahora dedicar una exposición exclusiva a la importante producción de joyería y orfebrería de un taller que llegó a codearse con los selectos obradores de París y siempre tuvo a su disposición a los mejores escultores del momento para colaborar en algunos de sus proyectos. No obstante, los Masriera elaboraban casi siempre sus obras de principio a fin, desde el diseño a la incrustación de la última piedra preciosa.

La exposición se divide en tres ámbitos. El primero, La armonía entre el arte y la industria (1838-1889), muestra el auge de la firma en pleno romanticismo y destaca en la orfebrería conmemorativa. En el apartado La joya de arte (1890-1915) se adentra en el modernismo, con especial dedicación al esmalte. El tercer ámbito, Entre el decorativismo y la modernidad (1916-1939), corresponde al art déco.

El importante legado de los Masriera fue adquirido por otra firma de joyeros que continúa en activo, los Bagués, que conservan y usan sus moldes. Los Masriera dejaron también una rara y excelente colección de pequeños cuadernos con dibujos que también pueden contemplarse en la exposición.

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